Guerin, entre ruinas y sombras
El cineasta reflexiona sobre los orígenes del cine y la pintura con 'La dama de Corinto' - El museo segoviano Esteban Vicente expone este "esbozo" fílmico
No muy lejos del lugar donde rodó hace 35 años su primera película, Los motivos de Berta, José Luis Guerin mostraba ayer su último trabajo -"mejor, esbozo", dice él,- cinematográfico. El cineasta (Barcelona, 1960) lamenta que Segovia no esté nevado, aunque no pierde la esperanza de que ocurra durante alguno de los meses en los que se expondrá -desde hoy y hasta la primavera en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente- La dama de Corinto, una reflexión en blanco y negro sobre el origen de la pintura y, por extensión, el del propio cine.
Guerin parte de un mito fundacional relatado por el sabio Plinio el Viejo en su monumental Historia natural, escrita en el siglo I. Plinio sitúa el origen de la pintura en la mano de una mujer que, ante la inminente partida de su amado, traza el perfil de su sombra sobre un muro. "Una historia de amor entre un trazo y una sombra", se lee en una pantalla muda en la que se suceden las palabras de Plinio: "Hasta aquí la dignidad de un arte que se está muriendo". "Plinio sería como el primer enciclopedista, un hombre que murió asfixiado al pie del volcán que estaba estudiando. En su libro trata de la flora, de la fauna, de los minerales, de las nubes... y también de la historia de la pintura", explica Guerin. En forma de dos cartas filmadas de 25 minutos y una serie de proyecciones de apenas un par de segundos o minutos, La Dama de Corinto juega con sombras chinescas, árboles, mujeres que miran, pintan o bailan. La música de La isla de los muertos de Rachmaninov mece unas imágenes plagadas de románticas ruinas y sombras. "Llevo tiempo desarrollando la idea del esbozo, de la imagen inacabada, porque el espectador ante el esbozo, como ante la ruina, se ve obligado a acabar lo que ve".
La imagen abierta, "el elogio de lo inacabado", es para Guerin una reflexión que enlaza perfectamente con la modernidad. "Las ruinas y los esbozos tienen mucho que decirnos. ¿Cuánto debo mostrar? ¿Cuánto debo dejar para la sugerencia? El exceso de consumo de imágenes no sólo da vértigo sino que ha creado un problema de identidad. Yo me crie en un mundo en el que la imagen era algo sacro. Hemos vivido esa desacralización, la voracidad consumista que lo banaliza todo. Y quizá es ahí donde el esbozo adquiere sentido".
Para Guerin las salas de los museos se han convertido en una "casa de acogida" donde escapar ocasionalmente de la "hostilidad" de las salas comerciales. "El museo me ofrece un margen de libertad y de experimentación, me permite ir hacia atrás, hacer una película muda, en blanco y negro, poder dotar de una carga semántica la escala de una proyección, poder trabajar ecos muy sutiles y probar lenguajes nuevos... Pero el museo nunca puede reemplazar a la sala de cine, yo permaneceré en ellas aunque sólo sea como acto de resistencia. Por muy hostil que sea la sala comercial, creo en esa ética de la resistencia. Si me quieren marginar que sean otros los que lo hagan. Yo necesito seguir formando parte de la dinámica de los viernes: la de las películas que se estrenan".
Cine expandido
- La llamada de los museos a cineastas ha creado un híbrido que algunos llaman cine expandido. Para la directora del Esteban Vicente, Ana Martínez de Aguilar, es "una manifestación específica de nuestro tiempo": de Peter Greenaway (aburrido pionero multimedia) a Albert Serra. La Dama de Corinto no es el primer proyecto museístico de Guerin. En 2009 creó para la Bienal de Venecia Las mujeres que no conocemos y ahora trabaja en unas cartas filmadas -a lo Erice-Kiarostami- con Jonas Mekas, padre del underground americano.
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