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Reportaje:LIGA EUROPA | Sexta jornada

Una final en pleno ocaso

El Sevilla se juega su futuro europeo ante el Borussia Dortmund inmerso en la peor racha desde la llegada de Del Nido a la presidencia, en 2002

Rafael Pineda

"Sevilla no tiene ni afición ni ciudad para estar en la Liga de Campeones". Esta frase, pronunciada por José María del Nido en la junta general de accionistas del pasado 9 de diciembre, resume el estado de ánimo de un consejo de administración que, después de dirigir los años más gloriosos de la historia de la entidad, avisa claramente de la inminente llegada de un final de ciclo. El Sevilla, actual campeón de Copa, vive sus momentos más bajos desde la llegada de Del Nido al poder, en mayo de 2002.

Los datos son desconocidos durante el mandato de Del Nido: eliminado de la previa de la Liga de Campeones por el Braga, lo que supuso una pérdida de 20 millones de euros en su presupuesto, el Sevilla acumuló ante el Almería su quinta derrota consecutiva, cuarta en la Liga, que le ha llevado a la undécima posición, a ocho puntos del cuarto clasificado, el Espanyol. Además, dos derrotas en la Liga Europa suponen que se juegue hoy su futuro europeo ante el Borussia Dortmund, líder de la Bundesliga y uno de los equipos más en forma. El partido número 100 del Sevilla en Europa llega en pleno ocaso, aunque, eso sí, el empate le vale para seguir adelante.

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Varias son las causas que han llevado al Sevilla a esta racha negativa. De tan mala pinta que hay que remontarse al último descenso, en 2000, para encontrar otra idéntica de cinco derrotas seguidas. Los buenos resultados obtenidos en el final de la pasada temporada originaron que la dirección deportiva, comandada por el hasta hace poco infalible Monchi, siguiera apostando por Antonio Álvarez en el banquillo. Pero esta vez no funcionó la política de Monchi de fichajes de perfil bajo. Lo hizo en su día con Baptista, Alves, Adriano y Kanouté, pero los de este curso, casos de los italianos Guarente y Cigarini y el francés Dabo, no han respondido por ahora. En el banquillo continuó Álvarez, solución de emergencia cuando en el tramo final de la última campaña se despachó a Manolo Jiménez. Solo la rebelión de Squillaci, que se negó a jugar la previa de la Champions por su fichaje por el Arsenal, provocó la llegada a finales de agosto de los centrales Martín Cáceres y Alexis.

El nuevo proyecto del Sevilla quedó herido de muerte con la eliminación en la Champions ante el Braga. Desde 2007, el equipo ha sido sostenido por gente como Palop, Luis Fabiano, Navas y Kanouté. Poco han aportado unos cuantos jugadores caros, algunos ya fuera del club: Mosquera, De Mul, Koné, Acosta, Fernando Navarro, Konko, Romaric, Duscher... Por si fuera poco, al Sevilla se le han multiplicado las lesiones. Fazio cayó después de la primera jornada y las ausencias prolongadas de Luis Fabiano y Jesús Navas han afectado mucho al rendimiento del conjunto.

La segunda derrota en la Liga, el 26 de septiembre ante el Hércules, acarreó la destitución de Álvarez y la llegada de Gregorio Manzano. Del Nido y Monchi gastaron la gran bala que todavía tenían en la recámara. El aterrizaje del preparador andaluz propició una profunda renovación de colaboradores e incluso se cambió el servicio médico. La medida, en principio, trajo buenos resultados.

De los 11 primeros partidos con Manzano, el Sevilla ganó nueve y perdió solo dos, uno de ellos ante el Barcelona. Justo después de derrotar al Zaragoza (1-2), el 14 de noviembre, la suma de derrotas ha dado paso a evidentes síntomas de decadencia. Dos pesos pesados del vestuario, Dragutinovic y Escudé, hablaron a las claras de la pérdida de ambición del grupo mientras que la afición asistió asombrada a la muestra de indisciplina de Romaric y Zokora, castigados con 30.000 euros cada uno tras saltarse la concentración del equipo en Barcelona la noche antes de caer por 5-0 ante los hombres de Pep Guardiola.

El descrédito es tan grande que afecta ya de lleno a Manzano. Desde dentro del club existe una enorme preocupación, pues se entiende que la situación se le ha escapado de las manos. El panorama es de lo más inquietante para el técnico, que no solo se la juega ante el Borussia, sino que el próximo domingo debe visitar al Madrid en el estadio Bernabéu. En caso de no remontar el vuelo, el aval de Manzano puede ser el enorme desembolso que tendría que realizar el club para deshacerse de él y su grupo de colaboradores. El técnico, mientras tanto, suspira por una rápida recuperación de Luis Fabiano y Navas.

Con la afición de uñas con el equipo, Del Nido ratificó ayer al entrenador: "Será nuestro técnico hasta el 30 de junio". Ajeno a la polémica, Manzano intenta cambiar el sino del Sevilla utilizando el duelo con el Borussia como nueva plataforma de lanzamiento: "Ya lo hicimos cuando llegué. Este equipo remontará el vuelo, seguro".

Palop, tras la derrota en la Liga Europa contra el PSG en París.
Palop, tras la derrota en la Liga Europa contra el PSG en París.AFP

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