El maná federativo

Mario Pestano es un tiarrón de dos metros, discóbolo para más señas, que sufre de sudores fríos cuando lanza y compite, cuando tiene que refrendar sus brillantes marcas en los grandes escenarios, cuando se juega seguir comprándose la ropa en el Decathlon y mantener la beca. "Estar delante de 80.000 espectadores y tener que cumplir para poder comer no es fácil", decía, palabra más, palabra menos, tras el Campeonato del Mundo de Osaka 2007, al que llegó como favorito y del que se despidió sin decir ni pío. "Al lanzar, piensas en la beca. La gente no sabe que ahí te juegas el sueldo del próximo año", advierte.

Cuando la Guardia Civil interroga a Marta Domínguez en la Comandancia de Palencia, el jueves, escucha las palabras de la atleta mejor pagada de España: la fondista ingresa más de 100.000 euros por el patrocinio de su marca deportiva; 60.000, de beca como campeona mundial de los 3.000 metros obstáculos, lo que implica, con el reglamento en la mano, que su entrenador oficial, es de suponer que el imputado César Pérez, cobra 30.000, y 4.800 obtenidos de la Junta de Castilla y León... Pero es un caso único.

"Se han convertido en funcionarios", explica un agente desde el anonimato

Lamdassem consiguió 3.000 euros por su plata europea en campo a través

"El atletismo español sufre un proceso de funcionarización. La situación es penosa", razona un agente de los que llevan toda la vida entre zapatillas de clavos y tartanes legendarios tras pedir que se respete su anonimato. "Los grandes contratos de épocas pasadas se han dejado de firmar. En el atletismo español, por ejemplo, solo cuatro o cinco atletas firman más de 60.000 euros al año con sus patrocinadores", prosigue al hablar de Domínguez o Arturo Casado. "La grandísima mayoría de los atletas no llega a los 30.000 al año y de esos el 90%, cobra entre 20.000 y 25.000", añade; "por eso luchan hoy por encima de todo por conseguir una beca de la federación, por una marca, y luego, si además coincide, por una gran actuación en unos grandes campeonatos. El atletismo español sufre un proceso de funcionarización. Ya no se preocupan más que de conseguir un tiempo que asegure una beca. Una vez conseguido, baja el nivel de entrenamiento. ¡Es que un subcampeón de España, hoy, ingresa 25.000 euros!".

Así están las cosas: ante los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la federación recibió 37 becas del programa ADO 2010.

Tan solo Marta Domínguez consiguió la máxima (60.000 euros), como corresponde a su oro mundial. Únicamente Jesús García Bragado, bronce mundial en los 50 kilómetros marcha, llegó a la de tercera categoría (45.000 euros).

El resto, excepción hecha de los cinco atletas que lograron diploma en los Campeonatos del Mundo de 2009 (de 20.500 a 34.000 euros, según la clasificación), se repartieron las becas de menor cuantía. Así, dos lograron la de nivel R, que reconoce a los clasificados entre los 10 mejores de su especialidad en 2009 y que se reserva para los que no lograron ninguna de las anteriores (19.000 euros); cinco, los que consiguieron diploma en los Juegos de 2008, obtuvieron la beca de nivel B (17.000 euros), y 22, el grueso, entre los que se incluye Alemayehu Bezabeh, implicado en la Operación Galgo, acabaron en la categoría de "atletas con una clara proyección para participar en los Juegos de Londres 2012": 12.000 euros cada uno, a los que se suman los premios de la federación, 3.000, por ejemplo, para Ayad Lamdassem, plata en los Campeonatos de Europa de campo a través que se disputaron el fin de semana pasado en Portugal.

¿Explica eso las tensiones, las divisiones entre atletas y grupos de entrenamiento, que a veces trabajan como separados por compartimentos estancos? ¿Influye en la relación entre los profesionales que uno haya logrado o no una de las 300 preciadas becas para entrenarse en la residencia Blume de Madrid? ¿Es por eso que hay tanta cláusula en su convocatoria, el aviso de que no se aceptan solicitudes de sancionados por dopaje, la advertencia de la obligación de someterse a controles sin aviso previo o el anuncio de que se perderá la beca si se da positivo? En fin, si la cosa está tan mal..., ¿por qué no acudir a la competición, a los logros deportivos, a los premios por cada triunfo, para aumentar la bolsa?

"Porque en los mítines del extranjero", contesta el agente, desesperanzado, "desde hace unos cinco años quitaron los fijos, excepto para las grandísimas estrellas". "El dinero se reparte por puestos. Pillan los ocho primeros: 10.000 dólares al ganador, 8.000 al segundo, 6.000 al tercero... ¡Peléate con todos los negros, bate el récord de España, queda noveno y vuélvete de vacío! A veces, el viaje hasta les cuesta dinero porque, en algunos casos, tienen que pagarse el billete o el hotel. Por eso ahora salen al extranjero solo para hacer marcas que les clasifiquen para competiciones".

No es solo la crisis de la Operación Galgo, que ha visto a un puñado de entrenadores, agentes y atletas presuntamente implicados en una trama de tráfico de sustancias dopantes. Son también otras cosas: dicen los expertos que ha bajado el número de mítines y la cuantía de los premios, con lo que cada vez hay que correr más y más para llenar la cuenta; que especialistas en pruebas de saltos, como el prometedor Miguel Ángel Sancho, no encuentran acomodo en los grandes grupos de entrenamiento porque eso no da dinero en las reuniones, que desaparecen los clubes y que atletas como Carles Castillejo, un clásico del fondo, olímpico en 2008, campeón de España de 10.000 metros y mundialista en 2009, ya corren por 5.000 euros al año, él para el Unión Guadalajara.

Falta dinero. En la pista y fuera, sobran problemas.