Defensa del patrimonio
Leo sin ningún asombro las declaraciones que ha vertido en su carta del 4 de diciembre Antón Capitel, arquitecto, catedrático y ex inspector general de Monumentos del Estado, porque declaraciones de este tipo, en las que subyace cierto menosprecio a la acción ciudadana en la defensa de nuestro patrimonio (reconocida hasta en la propia ley), son por desgracia habituales en algunos arquitectos.
La asociación que yo presido, Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de Salamanca, no está en contra de enriquecer nuestra ciudad con un edificio de Siza o de cualquier otro buen arquitecto. De lo que sí estamos en contra es de que se construya, por muy buen arquitecto que se sea, en ciertos lugares de la ciudad histórica, como en patios, huertos o jardines, fundamentales para lograr el equilibrio en un espacio urbano de por sí delicado. En el caso que nos ocupa, el edificio de Siza en el Huerto de las Adoratrices, ha sido la Unesco quien ha recomendado que no se hiciera allí.
Por otra parte, le puedo asegurar que de haber vivido en el siglo XVI, habría celebrado la construcción de la Catedral Nueva de Salamanca, máxime por no haber tirado la Vieja, como habitualmente se hacía. Decía el arquitecto Chueca Goitia, respecto a la conservación de nuestro patrimonio, que viajar por España es llorar. Sí, señor Capitel, es para llorar.
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