La tentación de lo fácil
La pasada semana cerró Chillida-Leku. El final del museo que propuso una manera diferente de acercarse a las obras del gran escultor vasco se debe a problemas financieros, en lo que tiene mucho que ver la falta de colaboración de distintas instituciones vascas (el Gobierno, la Diputación de Guipúzcoa, el Ayuntamiento de San Sebastián). El centro José Guerrero también va a desaparecer. El legado del maestro del expresionismo abstracto fue por deseo del artista a Granada, la ciudad de la que salió en los cincuenta para triunfar en Nueva York. En este caso, no ha habido entendimiento con la Diputación de Granada por el empeño de esta de exponer junto a Guerrero a los artistas del lugar, como si tuviera algún sentido borrar las señas de identidad del centro para promocionar las propuestas más cercanas.
Cuando la crisis aprieta, los políticos suelen elegir en España el camino más fácil: recortar los fondos destinados a cultura. La paradoja que se ha instalado en el corazón de las Administraciones en su relación, en concreto, con el arte resulta incomprensible. En tiempos de bonanza, el afán mayor fue no reparar en gastos, y por eso este país se ha llenado de museos de arte contemporáneo, caros y medio vacíos. Aparecen las dificultades, y si te he visto no me acuerdo.
En el caso de Chillida y en el de Guerrero (y en el de otros muchos), lo que hay como punto de partida es el deseo de unos artistas (o de sus herederos) de que la obra permanezca o regrese a España, con lo que facilitan las cosas a los poderes públicos para buscar acuerdos y encontrar financiación. Las cosas pueden ser difíciles y complicadas, pero como punto de partida están ya las obras de unos artistas de referencia en el arte contemporáneo. No hace falta inventar castillos en el aire, ni llenar enormes salas de proyectos faraónicos teniendo que gastar todavía más.
Urgen, pues, compromisos serios de los políticos para cuidar y mimar lo que ya tienen, y arreglar cuanto antes lo de Chillida y Guerrero. Y lo de Helga de Alvear: la prestigiosa galerista donó 2.500 obras de su colección privada, de las mejores de Europa, a la Junta de Extremadura. El trato debería atarse cuanto antes.
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