_
_
_
_
Reportaje:

Por el cine a la revolución social

Ken Loach presenta en Ronda 'Route Irish', su última película

Fernando J. Pérez

El Festival Internacional de Cine Político de Ronda (Málaga) no tiene alfombra roja ni sus invitados visten de frac. El glamour, ese concepto francés huérfano de definición en español, brilla por su ausencia entre los fríos muros del Convento de Santo Domingo, por donde transitan universitarios de atuendo variopinto, aunque con predominio del look neo-bohemio. Las pintas de cada cual no importan. Aquí la gente no ha venido a dejarse ver y solo cuenta el contenido. Ayer, un cineasta británico de sonrisa tímida, bufanda roja, vaqueros y chaqueta de cuero, y su guionista de cabecera lanzaron un discurso lleno de proteínas.

Claro que ese cineasta -panfletario le llaman sus enemigos- se llama Ken Loach, quizá el realizador con más conciencia social del cine europeo. Y ese guionista es Paul Laverty, cuyo más que correcto español, además de a su relación con la realizadora Iciar Bollain, hay que atribuírselo a su labor a favor de los derechos humanos en Centroamérica. Ambos presentaron ayer en Ronda su octavo largometraje, Route Irish, en el que se sumergen en los sentimientos de un mercenario privado que pierde a su mejor amigo en la guerra de Irak. Por su forma, la cinta, un thriller con algunas escenas de acción que han requerido el uso de dobles, quizá despiste a los seguidores del Loach más intimista y austero. Sin embargo, la denuncia de la injusticia en todas sus formas se mantiene intacta.

El guionista Paul Laverty vuelve a trabajar con el director británico
La nueva cinta de Loach se adentra en el mundo de los mercenarios

Loach y Laverty protagonizaron un debate con el público antes del estreno de la película y de que el realizador recibiera la Goyesca de Honor en reconocimiento a su carrera. El festival es de cine político, y las filtraciones de los documentos del Departamento de Estado de EE UU por el portal Wikileaks no pueden faltar. "La exposición de estos papeles en Wikileaks han logrado más que horas y horas de periodismo de investigación", se entusiasma Loach. "Los periodistas ahora deben completar su investigación con nuevas preguntas". Separado de su amigo por un eficaz intérprete de conferencias, Laverty va más lejos: "Si son ciertas, en esos papeles se ven cosas realmente aberrantes, que desafían la noción de la independencia judicial o la separación de poderes. Si son ciertas, un gobierno socialista en España ha colaborado con asesinos y torturadores", afirmó en referencia al intento de archivo del caso Couso o los vuelos secretos de la CIA sobre suelo español.

A un espectador que consideraba que "el periodismo es algo más que el simple robo de documentos", Loach replicó: "Esos documentos revelan crímenes, y la revelación de un crimen es una obligación absoluta. Si somos demócratas en cualquier sentido, queremos saber qué se hace en nuestro nombre. Bienvenidas sean las filtraciones, que son materia prima para que los ciudadanos puedan exigir explicaciones".

Los dos amigos revelaron algunos secretos de su colaboración. "Es un proceso sencillo, hablamos del tipo de película que queremos y Paul escribe un borrador de uno o dos personajes, luego otro borrador, y otro, y otro, es como destilar whisky", bromea. Cuando encuentran a los actores que darán vida a sus personajes hacen algunos cambios mínimos. "Pero la esencia del guión y casi todos los diálogos están en la producción final".

El mundo cada vez es más complejo y ambiguo, y las películas de Loach y Laverty también. "En los sesenta hacía películas de problemas y los personajes eran muy dimensionales, el bueno y el malo. Nos han ido interesando más los personajes contradictorios enfrentados a dilemas cuya solución no está clara", afirma.

El director, de 74 años y militante trotskista, sigue confiando en la revolución social, "aunque parezca un cliché", y cuando se le hace la inevitable pregunta sobre qué opina de Obama, deja al lado lo políticamente correcto: "Tiene una cara y un color diferente de Bush, pero, como ya sabíamos, defiende los intereses del capital, si bien de forma más sofisticada. Esa es su agenda".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_