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Apuntes

La fiebre por estudiar Medicina dobla la oferta de plazas en 5 años

La Jaume I acelera los trabajos para abrir la primera facultad pública en Castellón

Ignacio Zafra

La fiebre por estudiar Medicina ha elevado la nota de acceso en las facultades públicas a cotas estratosféricas (un 12,2). Y va a tener un efecto revolucionario en la oferta de plazas de una carrera muy controlada desde hace 30 años, cuando el exceso de licenciados en Medicina, uno de los productos académicos más caros que existen, limitó las posibilidades de ejercer la profesión por falta de puestos de trabajo.

En 2007, las dos universidades públicas valencianas que impartían los estudios ofertaron 372 plazas de primer curso: 260 la Universitat de València y 109 la Miguel Hernández de Elche. En 2011 cinco universidades, dos de ellas privadas, ofrecerán Medicina con más de 700 plazas.

El CEU no descarta abrir también un hospital en la capital de La Plana

La auténtica explosión se producirá en Castellón. El curso pasado la provincia no ofertaba ni una plaza. El que viene, cuando la nueva facultad de la Jaume I abra sus puertas, habrá 160. La mitad serán suyas y la otra mitad del CEU-Cardenal Herrera, que ha empezado las clases este año. ¿Existe demanda suficiente para absorber esa oferta? Las previsiones de las universidades indican que sí. El estudio de la Jaume I revela que más de un millar de alumnos castellonenses marcan anualmente la carrera entre sus primeras preferencias. A ello hay que sumar el flujo de alumnos valencianos hacia la Rovira i Virgili, en Reus-Tarragona, que representan el 60% del total de estudiantes del título.

Aparte de previsiones, el CEU cuenta con la experiencia de este curso. Su intención inicial era ofrecer 60 plazas. Pero aprovechó que la agencia nacional de evaluación (Aneca) le había autorizado 80 matrículas para llegar al tope dado el éxito de la preinscripción: recibió 423 solicitudes. No solo de Castellón, sino de media España y de Portugal. "Como es muy difícil matricularse en Medicina, los estudiantes utilizan un sistema de alerta en Internet para avisarse entre ellos cada vez que la Aneca acredita una nueva facultad", explica un portavoz de la universidad privada.

El fervor por cursar Medicina, una carrera que (hoy) concede prestigio social y la seguridad del empleo público nada más terminar los estudios (aunque el salario durante los primeros años de residencia no sea alto) lleva a los alumnos y sus familias a pagar 10.500 euros por curso. ¿Cubre esa matrícula el coste de impartir los estudios? "Económicamente es sostenible", responde Javier Romero, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud del CEU, "porque la idea es no perder dinero; nosotros no tenemos ánimo de lucro". En Castellón se comenta que la operación de la universidad privada puede ser más ambiciosa e incluir la apertura de un hospital en la provincia. "Es una excelente idea", dice Romero, "si la fundación (San Pablo CEU) lo hiciera lo veríamos muy bien, pero no tenemos más información al respecto".

Medicina es, en todo caso, muy cara. La facultad de la Jaume I costará seis millones de euros. Y los profesores no se improvisan. El centro público prevé enrolar, por un lado, a personal de áreas de conocimiento cercanas a la Medicina (Biología, Fisiología, Estadística), con los que ya cuenta. Y por otro, a médicos con experiencia en el campo de la formación de residentes MIR, que nunca han dado clase. "Necesitan un periodo de reciclaje, pero es fundamental contar con profesionales de aquí. Si hacemos una facultad con gente o estrellas de fuera la gente no la asumirá como propia", explica Luis Liján, secretario de la comisión académica que está preparando la carrera.

La Jaume I necesitará, aún así, ayuda exterior. Parte de ella ya ha llegado. Profesores de las facultades de Medicina de la Universitat de València y de la Miguel Hernández de Elche están participando en montar la facultad. Y Castellón tendrá que fichar profesores: de las dos universidades citadas y, probablemente, de Reus y Albacete.

Las limitaciones del sistema público impiden que la Jaume I atraiga profesionales por la vía normal en el sector privado: pagando mejor. Pero existen otros incentivos. En casi todas las facultades hay docentes que han sido acreditados por la Aneca como profesores titulares o como catedráticos, pero que están a la espera de un hueco en el departamento para conseguir su plaza. La Jaume I, en cambio, no tendrá problemas de espacio.

Y hay más dificultades. En Castellón preocupaba, por ejemplo, el área de disección y anatomía, porque requiere cadáveres. La solución llegará desde la Miguel Hernández, donde les sobran. El excedente, cuentan, proviene de los jubilados de países nórdicos que fallecen en la provincia de Alicante y a los que sus familias prefieren ceder a la ciencia en vez de repatriarlos.

También hacen falta instalaciones. La Facultad de Ciencias de la Salud de la Jaume I estará terminada en cinco años y hasta entonces se utilizará un emplazamiento temporal. Más llamativo es el caso del CEU, que ha estrenado la carrera en un edificio del Grupo Lubasa.

¿Paro a la vista?

¿Qué repercusión tendrá el aumento del 100% en la oferta de plazas de Medicina? Juan Caturla, decano de la facultad de la Universidad Miguel Hernández de Elche y vicepresidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina, es pesimista: "El problema es que en 10 años llegaremos al paro. Como se generó, lamentablemente, en los años setenta. Las universidades no son fábricas de empleados, pero la formación de un médico es muy cara, y formar alumnos que luego no puedan hacer una especialidad es absurdo". "Lo que hay que pensar", prosigue, "es que una vez se ha abierto una facultad, no se puede cerrar. Y el número de titulados seguirá aumentando aunque solo sea por crecimiento natural".

No es esa, en cambio, la visión de la Generalitat, responsable última del aumento de oferta al haber autorizado en tres años la apertura de tres facultades. Los cálculos de la Consejería de Sanidad son hoy los mismos que en 2007, cuando presentó un informe de las necesidades del sistema valenciano que concluía reclamando al Gobierno un "urgente" aumento de plazas de residentes MIR. El aumento demográfico, el crecimiento de la esperanza de vida y la edad media de los especialistas (el 52% tenía más de 50 años), razona el departamento, hacen igualmente necesario ampliar las plazas en las facultades. Sanidad recuerda, además, que entre 1997 y 2005 el número de licenciados valencianos decreció (se pasó de 446 a 333) mientras la población de la comunidad autónoma se disparaba (de 4 millones a 4,69 millones de habitantes).

Caturla discrepa. El número de nuevos alumnos valencianos por cada 10.000 habitantes alcanza la tasa de 1,28, por encima del rango recomendable internacionalmente (de 1 a 1,25), y sin contar a los que se incorporarán a la facultad de la Jaume I de Castellón.

El vicepresidente de la conferencia nacional de decanos de Medicina admite que hay especialidades que se quedan sin cubrir, como Medicina Familiar y Comunitaria. Pero no lo atribuye tanto a la falta de alumnos como a lo poco atractivo que resulta (por condiciones laborales, tipo de contrato, carga de trabajo...) en comparación con otras especialidades, dentro y fuera de las fronteras valencianas. La respuesta adecuada, concluye Caturla, no sería aumentar el número global de graduados, sino mejorar el perfil laboral de las especialidades deficitarias.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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