Presunción de inocencia
Cualquier persona admitirá fácilmente que una cosa no puede ser cierta y su contraria también. Trasladado al ámbito jurídico, incluso un no jurista aceptará sin problemas que una persona no puede ser "presuntamente inocente" y, a la vez, "presuntamente culpable". Para que alguien sea culpable, pues, no es suficiente con que haya cometido un delito sino que, además, es necesario que un juez lo declare en un proceso justo.
Al menos esto es así en España a pesar de que los medios se empeñan en hablar del "presunto culpable" cuando alguien ha sido únicamente denunciado y lo ampara el derecho constitucional de la presunción de inocencia. De ahí que sea complicado de entender cómo a cualquier persona, aún inocente y aunque sea acusada de un crimen abyecto, se la puede condenar de forma automática antes de todo el juicio.
Salvo que nos consideremos más enterados que el juez que lo juzga y decidamos, a priori y arbitrariamente, que se merece la pena por la mera sospecha. Privar de la custodia de los hijos a un denunciado, o incluso imputado, es esa condena a alguien que es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
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