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Reportaje:

Un veterano llamado Juanito

El ex delantero de Compostela y Deportivo sigue en activo al borde de los 41 años

Tiene la sonrisa franca y la misma cara de pillo que cuando emergió con el Compostela, pero Juanito ya es Don Juan, peina canas y es padre de dos hijos. El tiempo pasa, pero él intenta detenerlo para no dejar de hacer lo que más le gusta: jugar al fútbol. Y ahí sigue, camino de los 41 en el Narón, el colista de Tercera División.

"No sé cómo es la vida con los fines de semana libres, siempre deseé que llegaran para poder jugar un partido", advierte Juan Luis Amigo, delantero de largo recorrido, abanderado de Sigüeiro y de una manera de vivir el fútbol irrepetible. "Vivía en Sigüeiro cuando no había pisos. Ahora llevamos a los hijos al parque, a jugar al fútbol, a entrenar. Antes salíamos solos y ni hacía falta quedar porque ya sabías dónde estaban todos. Había dos portales a cada lado de la carretera y montábamos el partido, de vez en cuando alguien gritaba '¡Coche!' y todos nos parábamos hasta que pasaba". Como cualquier chaval del pueblo, solo que él llegó a ser profesional del fútbol en Primera División, acumula vivencias que ahora desgrana desde su refugio en Narón, cerca de la naturaleza y los animales, "que, además del fútbol, es lo que me gusta".

Estuvo a las órdenes de Caneda, Lendoiro, Lopera... Tiene mucho mérito
"No sé cómo es la vida con los fines de semana libres", confiesa el jugador

Juanito es el del gol en el Camp Nou con el Betis, la promesa que se presentó como jugador del Deportivo con Bebeto, el estandarte del Compos que emergió de la nada. Todavía le llaman desde Sevilla para recordar aquel tanto ante el Barcelona, su pillería en una acción que llevó al Betis a unas semifinales de Copa cuando era equipo de Segunda. Uno de sus oponentes en aquel lance, Ronald Koeman, acumula muescas como entrenador; el otro, Carlos Busquets, tiene un hijo campeón del mundo. Juanito sigue corriendo tras la pelota. "He perdido en desparpajo y atrevimiento, pero mejoré en aspectos técnicos, como saber mantener la posesión del balón", detalla. Ahora juega acostado a la derecha, una posición a la que derivó tras su pasó por el Betis. Siempre había actuado en punta o como segundo delantero, así lo hacía en aquel Compostela de Castro Santos. "Estábamos en Tercera, pero con él se empezó a entrenar más fuerte, más profesional. Teníamos la ambición de llegar arriba". Subieron dos escalones de golpe, el segundo tras un inolvidable duelo contra el Badajoz en el que él anotó un gol.

Con el Compostela en Segunda, Juanito creyó dar el gran salto. Aceptó una oferta del Deportivo y llegó a Riazor para ser presentado. Se encontró con Bebeto y 6.000 espectadores en las gradas para tan sólo verles tocar la pelota y lanzar unos saludos. Arsenio Iglesias era el inquilino del banquillo, y no era precisamente el inventor de las rotaciones. "Sí hubiera tenido alguna oportunidad más...", se lamenta todavía Juanito. "Ni siquiera jugué en la Copa". Su primer año coincidió con la explosión del club, con el nacimiento de un Superdépor en el que parecía un figurante. "Fui convocado toda la segunda vuelta, pero tan sólo jugué 10 minutos". Buscó oportunidades tras año y medio de sequía y se le presentaron dos opciones de cesión en Segunda: Betis o Compostela. No pudo elegir. "Casi nunca en mi carrera pude hacerlo". Pero Sevilla fue un bálsamo. Llegó el gol que le subió a los altares de una afición sin par y el ascenso a Primera. "Con el Betis, hay que estar allí para conocer cuál es su dimensión", explica. Le ofrecieron quedarse, pero tenía que llegar con la carta de libertad. El Deportivo no se la concedió y semanas después, justo el día antes de iniciar la pretemporada, le comunicaron que no contaban con él y que no podía incorporarse a los entrenamientos del equipo. El Betis ya le había sustituido por Sabas, el vaquerito, que por lo visto tenía representantes que disparaban más rápido. "El Dépor me impidió entrenar, también lo hizo con Serna", recuerda, "y él se fue a Vilalba con un notario". Juan tiene un carácter tranquilo. Ahora mira atrás y explica que se marchó dolido de A Coruña, pero lo dice sin alzar la voz, con la pena de a quien la codicia de unos dirigentes le impidió jugar en Primera y tuvo que irse a Segunda B con el Racing, pero con el gran recuerdo de haber pasado por A Malata y compartir vestuario con compañeros inolvidables. "Manel, Manu Miranda, Fran Caínzos, Luis César...". Todos retirados.

En Ferrol perdió dos promociones de ascenso a Segunda, pero él sí subió. Pasó por Mérida, Levante y Toledo. Regresó a Santiago y de nuevo al Racing. Ahora está en Narón, pero no se pone fecha de caducidad. Sabe que no quiere ser entrenador. Reconoce que tiene que pensar en el futuro, pero que son más de 20 años en el fútbol y es difícil imaginarse en otra cosa. Mantiene la pasión que nació entre dos portales de Sigüeiro. Ha estado a las órdenes de Lendoiro, Caneda, Lopera y Pepe Fouto. Juanito tiene mucho mérito.

Juanito posa en el campo del Narón, su actual club, con las camisetas de sus antiguos equipos.
Juanito posa en el campo del Narón, su actual club, con las camisetas de sus antiguos equipos.GABRIEL TIZÓN

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