"No me siento una víctima"

Después de cuatro años, Concha García Campoy (Tarrasa, Barcelona, 1958), anunciaba el jueves pasado en Twitter su salida de Las mañanas de Cuatro. La periodista había aterrizado en el magacín diario en octubre de 2006, procedente de Punto Radio, donde presentaba el programa vespertino Campoy en su punto.

Pregunta. "Llegan nuevos aires y nuevos criterios", decía usted en Twitter y adelantaba el cierre de Las mañanas de Cuatro.

Respuesta. Realmente mi compromiso con Cuatro era hasta final de año, salvo que la nueva empresa [Telecinco] quisiera que siguiera, algo improbable, ya que con el cambio llegan esos nuevos aires y criterios a los que me refería. Está en su perfecto derecho de hacerlo, y asumirlo es lo normal.

P. También aseguraba que había sido muy feliz

R. Es que es verdad. He tenido la gran suerte de trabajar con un equipo muy bueno. El programa ha ido reduciendo su horario pero ha mantenido la esencia, con reportajes de calidad y contenidos puramente periodísticos, lo que a mi juicio ha sido poner una pica en Flandes en los programas matinales. Además, he tenido como jefes a auténticos profesionales de la información y eso se agradece. Siempre me he sentido bien, libre y feliz.

P. ¿Cómo va a vivir este mes de cuenta atrás?

R. Está previsto que el programa se despida en Nochebuena. Pero quizá el adiós se adelante al 23. Todos estamos acostumbrados a los vaivenes de los medios, y la redacción, después del primer momento de pena y con las emociones a flor de piel, se puso en marcha, pensando en proyectos que nos vuelvan a reunir. Nada es eterno; un programa puede desaparecer de hoy a mañana, y el magacín ha cumplido 850 emisiones, algo que no había ni soñado.

P. Creo que está recibiendo centenares de mensajes de reconocimiento y solidaridad.

R. Ha sido impresionante los mensajes que he recibido a través de Twitter, Facebook... Todos han sido muy cariñosos, pero algunos en las redes sociales, y seguro que con la mejor intención, han querido presentarme como una víctima. Y no lo soy. No ha sido una patada a un tipo de televisión; tan solo es un ciclo que se ha cerrado.

P. Y quiere abrir otro pronto.

R. No sé lo que va a ser de mí, pero tengo ilusión, proyectos... mi cabeza está que bulle. Creo que tengo cosas originales que aportar, aunque ya veré si puedo llevarlas a cabo.

P. ¿El estilo García Campoy, que huye de la carnaza y ha hecho del rigor y la pluralidad su bandera, ya no tiene entonces cabida en la nueva Cuatro?

R. Claro que sí, sería un gravísimo error pensar lo contrario. El ruido que hay ahora en las televisiones oculta mucho trabajo digno. Cuatro es una pequeña joya y los nuevos gestores, que son muy inteligentes, sabrán valorarla.

P. ¿Cómo definiría una periodista como usted con una trayectoria coherente y sólida esta época tan rara que están viviendo los medios de comunicación?

R. Sí, son unos tiempos revueltos, convulsos, raros... e interesantísimos a pesar de la incertidumbre. Algunos medios están desorientados; otros menos, y las nuevas tecnologías han dado a todo un giro sorprendente. Creo que tanta cantidad de medios abarata la profesión, pero también abre un sinfín de opciones. La crisis nos atenaza, y en mi caso particular mi estado de ánimo me impide venirme abajo.