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Los problemas que expresamos los gallegos

En los datos de octubre del barómetro mensual del CIS, y en la pregunta conocida como de agenda pública, en la que se le pregunta a la gente por el problema más importante del Estado (visto, claro, desde cada autonomía) los datos desagregados de Galicia son, en cierto modo, sorprendentes, y algunos ya de largo recorrido y están asumidos: la inmigración no es un problema aquí, o lo es con la mitad de intensidad que en la media del Estado. Este no es necesariamente un buen dato: la inmigración se convierte en un problema importante en la agenda pública, mediática y/o personal cuando, como en Cataluña, la demanda de mano de obra ha tirado de esa inmigración, al menos hasta hace unos meses largos.

En octubre, los gallegos preocupados por la educación duplicaban la media del Estado

Cuando se produce esa llegada de extranjeros, hay problemas de convivencia y surgen, como en Cataluña, los que quieren fumigar a los inmigrantes desde tierra o, incluso, desde el aire a lomos de un pájaro, que hay gente pa tó, como dijo El Gallo. Pero ese, para bien o para mal, no es nuestro problema, o no lo consideramos así en un nivel relevante o tan relevante como muchos de los demás ciudadanos del Reino lo consideran.

Nos acompaña Asturias en cifras similares, y la tentación de relacionar nuestro peculiar dato de la inmigración con Don Pelayo es grande, pero no para un sociólogo que pretenda seguir vivo entre los de su oficio, pero... En cualquier caso, el dato este de la inmigración es estable y de largo recorrido, porque otros podrían no serlo tanto, como algunos de los que ahora hablaré.

La educación (el sistema educativo, no las buenas formas) es otro de los temas que en octubre se distancia de la media de forma relevante o significativa (en los últimos meses siempre está por encima) y se hace un tema problemático en una magnitud que es más del doble de la media del Reino. ¿Por qué? Es posible que el descontento sea múltiple, pero algunos de sus componentes pueden ser los libros de texto y la cuestión lingüística, tan frustrante para muchos.

La violencia contra la mujer, un tema aún menor en la agenda pública del Estado, en Galicia ya entra entre los 10-15 primeros temas en importancia y multiplica por tres la media española, y esto ocurre también, aunque en menor medida, con datos de largo recorrido: es, pues, un tema importante en su humildad numérica. ¿Por qué? ¿Somos más sensibles al tema o maltratamos más a las mujeres? Habrá que cerrar este dato con las consultas oportunas. Quiero pensar, y así lo creo, que somos bastante más sensibles a la cuestión.

También en sanidad, Problemas agrícolas y similares, infraestructuras o pensiones, damos una cifra por encima de la media. Son datos, en general, obtenidos con poca base numérica cuando se desagregan por comunidades autónomas, pero que tienen una base suficiente cuando los vemos a largo plazo también, que es lo que yo hago con estos que cito. Son datos de octubre pero respaldados por la evolución de las mismas cifras desde el mes de enero de 2010, casi cumpliéndose ya el año, que se va definiendo, en su parte negativa, con estos problemas, en particular la educación y la violencia contra la mujer.

Otro dato de interés, porque tiene un contenido extraño y sugerente, es el del tema del paro en Galicia: la percepción del desempleo es aquí bastante superior a la media del Estado (más de cinco puntos de porcentaje por encima en octubre, dato respaldado también, en buena medida, por observaciones a largo plazo), lo que no resulta nada coherente con la cifra del paro empírico o real en Galicia, algo más baja que la media del Estado. ¿Qué oculta de nuestro carácter esa exageración detectable en la agenda pública? O quizá no es una cuestión de carácter y, simplemente, el miedo al paro (precariedad del empleo: otro tema más alto en Galicia que en la agenda del Estado) nos hace exagerar su percepción como problema de la agenda, de la misma forma que los niños pobres, en los experimentos de psicosociología, tienden a dar una medida mayor del diámetro de las monedas y los niños ricos un diámetro menor. Seguiremos viendo cómo evolucionan estos datos, que nos pueden dar una interesante medida de la opinión pública gallega.

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