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Reportaje:TENIS | Copa de Maestros

Federer mete una marcha extra

El suizo aplasta a Murray espoleado por la oportunidad de volver a la cima a los 29 años

Andy Murray, un tenista gruñón, se quedó mudo. "Si hubiera roto una raqueta o me hubiese puesto a gritar, todos me habrían dicho: 'No has sido lo bastante fuerte mentalmente", se justifica el británico después de que Roger Federer le haya apabullado por 4-6 y 2-6 en la segunda jornada del Grupo B de la Copa de Maestros.

Nada salva a Murray (43% de primeros saques). Nada le despierta de su pesadilla (solo ocho puntos al resto). Nada detiene esa operación de derribo que ve su público entre la tímida sorpresa, un mínimo agitar de palmas y la silenciosa espera. La flor de adormidera que cautiva al escocés es el revés cortado del suizo, que cosquillea su mano izquierda. El látigo que le despierta violentamente, azuzándole con velocidad de purasangre, la derecha del número dos mundial. La mezcla de ritmos deja al cinco rumiando sus 26 errores no forzados y pendiente del posterior duelo David Ferrer-Robin Soderling, ganado por el sueco con un doble 7-5. Federer es un tenista con una misión a su altura: gritar a quien tenga dudas que a los 29 años es presente, no solo una leyenda en activo.

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"Federer tiene algo que demostrarse: debe enseñarse a sí mismo que aún tiene lo que hay que tener para volver a ser el número uno", argumenta el alemán Boris Becker, ganador de seis títulos grandes. "Para mí, lo tiene. Por eso le elegí como mi favorito", prosigue antes de que le asalten los fans en busca de autógrafos. "Siento que desde el verano ha mejorado, que se ha espoleado, que su juego ha subido... El problema es su perfección", añade; "la mayoría suele bajar en un momento dado un 25% su nivel. Cuando Federer, que lo ajusta todo tanto, lo baja un 5%, le preguntan: '¿Qué ocurre?, ¿qué va mal?'. Tiene más variedad de golpes que nadie y vuelve a usarlos. Antes se empecinaba en los intercambios largos. Ahora es más ofensivo".

Por primera vez en su carrera, Federer llega a la Copa sintiéndose discutido. Y por primera vez no nace ese debate de la alargada sombra de Rafael Nadal, sino de sus derrotas ante otros. El excelente inicio de curso, que le vio ganar el Abierto de Australia con una clase maestra a Murray -¡qué parecido a lo de ayer!-, no tuvo una continuidad a la altura de su prestigio. Llegaron los meses sin trofeos. Cuatro encuentros perdidos tras tener al menos una bola de partido. Y la caída al número tres, a un pasito del cuatro.

En su novena participación en la cita más exclusiva, Federer apareció con cuentas pendientes. "Intento subir el nivel en los grandes eventos y eso incluye la Copa", dijo el suizo, que ha ganado 13 de los 20 partidos que le han enfrentado a alguno de los otros nueve mejores en 2010, aunque también ha caído ante el número 40, el 33, el 34 y el 32. "Aquí encuentro esa marcha extra. Contra Murray, siempre estoy un poco más en el control del partido: soy el agresor, él contraataca". ¿Y la posibilidad de recuperar el número uno? "Es un reto muy difícil. Tengo que defender la victoria en Australia. Rafa no defiende nada...".

Federer ha ganado cuatro Copas y 16 títulos grandes. No siente que tenga nada que demostrar. Como toda respuesta, podría decir que ahí está su currículo. Su juez más duro camina siempre con él y se llama Federer. Para un tenista como él, voraz e insaciable siempre, nada es suficiente.

Un revés de Roger Federer durante su duelo contra Andy Murray.
Un revés de Roger Federer durante su duelo contra Andy Murray.EFE

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