El cara a cara catalán
El debate protagonizado por los seis cabezas de lista a las elecciones catalanas del pasado domingo en TV-3 no pasará a la historia. Los partidos lo pactaron todo para no despeinarse ni en la foto: bloques, minutos e incluso instantes para la improvisación. Estaba tan cantado el desarrollo que en Twitter se estableció un debate paralelo. Se trataba de pronunciarse sobre si los tonos adamascados de la corbata del líder socialista José Montilla eran apropiados para hacer los cortinajes de un hotel. En la Red se discutió sobre si los limpios cuadros azules que lucía sobre su camisa blanca el nacionalista Artur Mas daban juego para unas mantelerías de restaurante de tradición familiar. Todo andaba por terrenos previsibles: el PP y Ciutadans reivindicando el uso del castellano; Esquerra, con su referéndum para la independencia; Iniciativa, con su propuesta de mayor presión fiscal sobre los poderosos; el PSC alertando del aventurerismo de CiU, y los convergentes mostrando su rostro razonable.
Pero, de pronto, el cabeza de lista del PSC dio un golpe de efecto. En directo y a la vista del cuerpo electoral catalán le pidió un cara a cara televisivo a Artur Mas. La propuesta generó debate en los pasillos de la televisión y tuvo que mediar la directora de TV-3 para evitar que la tensión fuera a mayores. En unos minutos se desatascó lo que amenazaba con seguir la senda de las grandes controversias teológicas.
Para quienes desconozcan la historia de este debate entre los líderes de los dos principales partidos, hay que decir que el culebrón se remonta a hace más de un mes. Inicialmente, el cara a cara debía tener un doble formato: en catalán -en TV-3- y en castellano en una cadena de ámbito de toda España. Los exabruptos del número dos de CiU arruinaron cualquier acuerdo hace unas semanas. Hubo una posterior petición de disculpas, pero la baraja ya se había roto.
Ahora, la desmovilización del electorado del PSC y que CiU roce la mayoría absoluta, ha llevado a los socialistas a echar el resto para atraer a las urnas a 300.000 votantes que se resisten a dejar su casa o su segunda residencia para ejercer el voto. Y al final, la necesidad se hizo virtud: el cara a cara será hoy en catalán y en TV-3.
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