Dormir en la escuela
EL LINAR DEL ZAIRE, un hotel frente a Gredos para bodas y bautizos
La sierra de Gredos constituye una estupenda válvula de escape para miles de madrileños cada vez que llega el viernes por la tarde. En su entorno inmediato han crecido pueblos como Burgohondo, en la provincia de Ávila, que desde muy temprano en la etapa del desarrollismo español fue una meca vacacional para sus emergentes clases medias. La mayoría se hacía construir aquí su segunda residencia. Con el tiempo, lugar ha habido también para la puesta en marcha de un hotel en el edificio de granito que albergaba desde 1950 las escuelas del pueblo. Su imponente fábrica recuerda la época en que se construyeron los Nuevos Ministerios y tantos otros pujantes edificios de la etapa republicana y, luego, del retrógrado oficialismo arquitectónico franquista. Cuando uno entra en el Linar del Zaire enseguida percibe ese olor a naftalina pegado a las paredes, a la tapicería, al mobiliario que viste las habitaciones y los salones viejos, a la galería exterior que parece mirar con remilgos a las cresterías de la sierra.
El Linar del Zaire
PUNTUACIÓN: 5,5
Categoría oficial: tres estrellas. Dirección: carretera de Ávila-Casavieja, s/n. Burgohondo, Ávila. Teléfono: 920 28 40 91. Móvil: 664 09 56 13. Internet: www.ellinardelzaire.com. Instalaciones: jardín, picina, chiringuito, terraza, salón de estar, bar, restaurante. Habitaciones: 14 dobles, 3 suites; todas con calefacción, aire acondicionado, teléfono, TV satélite, wifi, secador de pelo; habitaciones para no fumadores. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, admite animales domésticos. Precios: desde 64,80 euros, IVA y desayuno incluidos.
Terrazas panorámicas
Sí, el hotel en cuestión se significa demasiado por esas reliquias otoñales que hacen casi irrespirable el aire en sus interiores. Una pena, porque no se lo merecen sus cuidadores ni el esforzado grupo humano que lo trabaja a diario, cuando otros establecimientos de la zona optan por estar de vacaciones en días laborables. José Luis Molero y todo su equipo se afanan con el huésped y procuran que su estancia se desenvuelva entre cojines, en un ambiente de mucha cordialidad. De hecho, reservan las mejores habitaciones para quienes repiten, celebran algún aniversario o les prometen fidelidad: Saco Roto, Tórdigas, Fuente Seca... Todas estas, con nombres tomados de parajes de la zona, se proyectan en grandes terrazas panorámicas sobre los picos de Gredos.
Pero el verdadero negocio aquí son las bodas, los bautizos, los cócteles y toda clase de banquetes multitudinarios o simplemente familiares que celebran la buena disposición del servicio y los amplios jardines con carpas que rodean el edificio. Con buen tiempo, un chiringuito de madera preside el lugar, junto a la piscina, y descarga de aglomeraciones los salones interiores del hotel. A veces se organizan catas de vinos o jornadas gastronómicas que atraen a los vecinos. Otras, convenciones y seminarios de empresas. Para todos, el hotel ofrece generosos descuentos en el cercano golf de Navaluenga, a siete kilómetros de Burgohondo.
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