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Narrativa

Tríptico / Santos que yo te pinte

Editor, animador cultural y, desde luego, escritor, el extremeño Julián Rodríguez (agosto, 1968) es autor de media docena larga de libros, medianos, breves, brevísimos -estos dos-, que lleva años (re)escribiendo, podando, injertándolos, libros que se (de)construyen continuamente, textos que buscan en la memoria la única salvación de lo vivido -sus palabras-, textos que con naturalidad casan tradición, pasado, y modernidad, este hoy: en sus libros todavía se utiliza la azada, la tierra se labra, brotan brazos que te atrapan o en los que tropiezas como sarmientos del pasado y a la vez están llenos de referencias modernas: un poema, una canción, una fotografía. Sus libros (re)hechos tienden a la brevedad y se acompañan -siempre- de una nota de autor en donde éste se explica/justifica, e incluso echa mano, si hace el caso, en Tríptico, por ejemplo, de la cita oportuna. ¿De Gracián, hace?, hace: ésta, por ejemplo: "El no y el sí son breves de decir, pero piden pensar mucho". Ocurre con este par de librillos que contienen algo más que papel para liar hebras de tabaco. Tríptico es en su brevedad una mirada, una y trina, hacia atrás, a ese escarbar en la memoria porque en ella está lo vivido y porque quizás del hacerlo se extrae la fuerza eólica para seguir avanzando, viviendo, porque se puede hacer una poética de lector o un inventario teñidos ambos de nostalgia -la poética, el inventario- con los libros robados -o tanto da, los besos robados- en una librería, en una biblioteca o a una mujer -los libros, los besos, no sé-, que significó algo en algún momento. Esa que es ella en el texto más extenso -a lo Gracián- de los tres del librillo de las 43 páginas, o esa ella, que nunca acaba de (des)aparecer en el otro, en el de las 57 páginas, que es -en su brevedad, ese don que se confunde con la ebriedad- una hermosa historia de (des)amor y de rendición/iniciación a la vida. Se sea campesino o moderno en los libros de Rodríguez hay que echar mano de la azada, hacerle surcos a la tierra que es la vida. Son los surcos del rostro de uno y a cierta edad ya uno tiene el rostro que se merece. Sus librillos, en fin, como quería Gracián, son de los que piden pensar mucho. Véanlo.

Tríptico / Santos que yo te pinte

Julián Rodríguez

Errata Naturae. Madrid, 2010

43 y 57 páginas. 5,90 / 7,90 euros

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