Lorenzo es inagotable

Decía Jorge Lorenzo ayer que había culminado una de las carreras más bonitas e importantes de su vida. Porque logró el triunfo en Valencia, donde nunca había ganado antes, delante de su afición, como el nuevo campeón del mundo de la categoría reina. Y además, el campeón con el mayor número de puntos en un curso: 383. Es la cifra que estampó el piloto de Yamaha, bolígrafo en mano y aún enfundado en su mono de trabajo, en las camisetas de cada uno de los miembros de su equipo. La cifra que le sitúa por delante de Valentino Rossi, otra vez más esta temporada, pues hasta ahora era el italiano el que ostentaba el récord de puntos gracias a los 373 logrados en el año 2008.

Ambos lograron nueve victorias, cinco segundos puestos y dos terceros. Claro que Lorenzo, el único piloto este año que ha puntuado en todas las carreras, tiene como peores resultados dos cuartos puestos. Ese 383 le da argumentos, también, para defenderse de quienes le hacen campeón por el accidente de Rossi y el posterior tropiezo de Pedrosa. Él no se esconde: "Seguro que con Vale en los circuitos y si Dani no se hubiera caído yo hubiera logrado menos victorias este año, pero creo que merezco sobradamente el campeonato".

El espectáculo que ha brindado en los últimos dos grandes premios, logrado ya el título y olvidado el necesario conservadurismo para amarrar el campeonato, avala al mallorquín. Disfrutó de lo lindo en Portugal. Y volvió a hacerlo ayer. Tanto que parece encantarle que se le compliquen las carreras. Hizo una mala salida. Conservadora, explicó él. Salía segundo y terminó pasándole media parrilla: Hayden, Pedrosa y Simoncelli primero. Buen panorama para pasárselo en grande, pensó él. Y empezó por su primera víctima: Simoncelli. Pero el italiano se puso gallito. Decidió complicarle la tarea. Y Lorenzo, agresivo como nunca, se vio por los suelos. Salvó una caída segura tras un toque más que brusco. Aunque sobrevivió perdió posiciones.

Dovizioso, Rossi y Spies también le adelantaron. Y entonces empezó la diversión: repartió adelantamientos a diestro y siniestro. Incluso a Simoncelli. Otra vez. A Rossi. Cómo se gusta en esos interiores. Y, finalmente, a Stoner, la víctima que más se le resistió. Porque tapaba cada agujero. Hasta que se permitió una pequeña rendija al tomar una curva a izquierda. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Lorenzo tenía ritmo de sobra para abrir un abismo entre él y el resto: ocho vueltas fueron suficientes para sacarle al australiano más de 4,5 segundos de ventaja.

Rossi, que subió al podio en tercera posición, quedó descolgado en cuanto perdió la referencia de Lorenzo. Por otro lado, Pedrosa, que se enganchó a Stoner en las primeras vueltas y fue capaz de mantener un buen ritmo hasta que alcanzó el ecuador de la prueba, volvió a sufrir los problemas de fatiga y falta de sensibilidad en la mano izquierda que ya le dieron el domingo pasado en Estoril. Aún así, el sufrimiento valió la pena: su séptima plaza le permitió asegurar el subcampeonato en un año en que todos los campeones y subcampeones de las tres categorías son españoles.