Al Liverpool le queda Torres
Dos goles del español devuelven la autoestima al equipo ante un Chelsea sin ideas
Perseguido por una crisis de personalidad y de resultados que le colocaron al borde de la bancarrota y en el pozo del descenso, una pesadilla que no conocía desde hacía 50 años y de la que sacó la cabeza el fin de semana pasado, el Liverpool al alza de Fernando Torres se dio un homenaje a costa de un Chelsea tan forrado de músculos como críptico en su juego. Anfield siempre será Anfield, como comprobó en sus carnes el titubeante cuadro de Carlo Ancelotti, un tostón de líder que concedió su segunda derrota en el campeonato y solo aventaja en dos puntos al Manchester United.
La cuarta victoria consecutiva de los reds, incluyendo la remontada entre semana ante el Nápoles en la Liga Europa, en la que no participó Torres, al que Hogdson dio reposo, llegó tras un recital espectacular del campeón del mundo. Recuperado de los dolores que le impidieron brillar en Sudáfrica, The Kid se marcó una primera parte impresionante que abrió y cerró con dos goles, el segundo espectacular. Favorecido por los espacios que dejaban enfrente, El Niño de Fuenlabrada abrió la cuenta superando con frialdad a Cech, que le cerró casi todos los ángulos. Ya al filo del descanso, Meireles robó el balón a Malouda y la transición vertiginosa a Torres, en el vértice derecho del área, la resolvió el español ajustando la pelota al palo largo con una elipse imposible para el portero checo del Chelsea.
LIVERPOOL 2 - CHELSEA 0
Liverpool: Reina; Kelly, Carragher, Skrtel, Konchesky; Maxi, Leiva, Gerrard, Meireles (Spearing, m. 92); Kuyt (Shelvey, m. 84) y Fernando Torres (Ngog, m. 78). No utilizados: Hansen; Jovanovic, Wilson y Poulsen.
Chelsea: Cech; Cole, Terry, Alex, Ivanovic (Bosingwa, m. 70); Ramires, Mikel, Zhirkov (Sturridge, m. 75); Anelka, Kalou (Drogba, m. 46) y Malouda. No utilizados: Turnbull; Ferreira, McEachran y Kakuta.
Goles: 1-0. M. 11. Fernando Torres controla el balón dentro del área y remata ajustado. 2-0. M. 45. Meireles roba la pelota en el centro del campo a Malouda y se la pasa a Fernando Torres, que, escorado en el vértice derecho del área, remata con potencia al palo contrario.
Árbitro: Howard Webb. Amonestó a Zhirkov.
Unos 44.000 espectadores en Anfield.
Salvo en la segunda parte, el conjunto londinense no hiló un pase y resumió sus ataques con envíos lejanos a Anelka, que echó en falta a Drogba. La entrada del marfileño por Kalou aceleró el ritmo del Chelsea, que sacó a relucir su potencial físico y su instinto asesino. Ramires rozó el gol al cabecear ligeramente por encima de la portería un centro a tres palmos de Reina. El portero se lució, primero con un paradón a quemarropa de Malouda, que conectó un envío de Drogba, y después ante un chut de Anelka que despejó al larguero. Carragher, que no paró de impartir órdenes como un general, rebañó el balón e impidió el remate a puerta vacía de Drogba, con la caña puesta.
Aunque el marcador le beneficiaba, el agobio era tal que la partida se jugaba en el territorio del Liverpool, que aguantó el chaparrón y de vez en cuando se permitió una réplica, como en un remate de Kuyt que Cech salvó con la uña. La guinda la tuvo Maxi, al que Howard Webb escamoteó un penalti después de un contragolpe en el que se marchó con un eslalon de los defensas y de Cech. La mancha del árbitro no alivió a un Chelsea menor, más espectacular que pragmático y que no pudo con el espíritu de Anfield.
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