Andy Irons, campeón mundial de surf
No pudo con él una ola, se lo llevó un mosquito. No es el final en la cumbre que se espera de un tricampeón mundial de surf, al que no le temblaban las piernas para escalar las olas más grandes del planeta. Andy Irons falleció el martes, 2 de noviembre, en un hotel de Dallas, Texas, donde había hecho escala en su viaje desde Miami a su casa de Hawai. Venía de Puerto Rico, de una de las 10 pruebas del circuito mundial de surf, pero no pudo competir por manifestar los síntomas del dengue, enfermedad vírica transmitida por mosquitos. Se trató dos días en Miami y prefirió volver a Hawai para visitar a su médico de confianza. Tenía 32 años.
Como la de las grandes estrellas, su muerte ya es un misterio. Según el periódico Honolulu Star Advertiser, la policía lo investiga como un posible caso de sobredosis de metadona. En la habitación donde el personal del hotel encontró a Irons aparecieron dosis de metadona escondidas en una caja de Zolpidem, un medicamento para dormir en los aviones.
Nacido en Oahu, Hawai, en 1978, su vida fue tan agitada como el mar que tanto le gustaba. Entró en el circuito en 1998, pero siempre estuvo a la sombra de Kelly Slater, que hace unas semanas se proclamó campeón del mundo por novena vez con 38 años. A pesar de todo, Irons ganó tres mundiales y 19 torneos de primera categoría.
Su familia, en un comunicado, pidió respeto para su mujer, embarazada de ocho meses de su primogénito. "Irons es como el Ayrton Senna del surf. Su muerte ha conmocionado a todo el circuito y ha corrido como la pólvora por las redes sociales", dice Héctor Bango, miembro de la Federación Española de Surf, recién llegado del mundial de Perú. Irons era un ídolo local en Hawai y el gobernador de las islas decidió en 2003 nombrar al 13 de febrero "el día de Andy Irons". Cuando en diciembre se dispute en las islas la próxima prueba del ASP, faltará el carácter de Andy Irons.
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