Una niñera para la mascota
Montse Nzang crea Cangur, un negocio que presume de tener 650 clientes
Montse Nzang tuvo que compaginar sus estudios de biología con trabajos en una agencia inmobiliaria y en un gimnasio. Demasiadas idas y venidas -"además de algún que otro viaje"- como para no plantearse qué hacer con sus dos perros durante sus ausencias. "Siempre tenía que dejarlos con algún amigo o familiar y, aunque nunca me dijeron nada, sueles pensar que estás abusando", asegura. La cabeza comenzó a divagar, "¿y si yo creara un servicio de mascotas, una empresa en la que se pudiera encontrar a alguien que, en tu ausencia, hiciera lo mismo que tú harías con perro o con tu gato?", recuerda.
Dicho y hecho. En L'Ametlla del Vallès, un tranquilo y pequeño pueblo de la provincia de Barcelona, había nacido Cangur, una empresa surgida de las propias necesidades de Montse, fundadora y propietaria. "Como bióloga, siempre había querido trabajar con animales, así que bien puede decirse que Cangur, para mí, es un sueño hecho realidad".
Con el lema en casa como en ninguna parte, la empresaria ya sabía qué quería hacer. Pero tenía que pensar cómo hacerlo, conseguir la financiación ("una ventaja es que no iba a necesitar dinero para comprar un local"). Los bajos de su vivienda vinieron que ni pintados para ubicar su almacén, tienda y clínica. "La verdad es que, aparte de instrumental para acondicionar mi lugar de trabajo, tan solo necesité comprar una furgoneta. Y el dinero iba a salir de mis ahorros y de un microcrédito que me dieron en La Caixa". Para conseguir este capital fue necesario elaborar un sólido plan de negocios.
De mirada clara y directa, sonrisa franca y un ánimo imbatible, no resulta difícil imaginar a Montse subida en una bicicleta repartiendo folletos de su nuevo negocio de puerta en puerta. "Los primeros clientes los hice así. Luego, de boca en boca, la gente nos fue conociendo. Y ahora servimos a 650 clientes de toda la provincia de Barcelona, además de piensos a toda España", dice orgullosa. En aquellos primeros tiempos, a Cangur le colgaron el sambenito de ser para ricos. "Hoy tenemos clientes de todos los niveles adquisitivos, personas que hacen un sacrificio para que sus mascotas tengan un buen nivel de vida".
Cuando se le pregunta por qué su negocio ha arraigado, no duda un segundo la respuesta: la adaptabilidad. "Nunca decimos no a nada de lo que nos piden. Si podemos, lo hacemos; si no podemos, damos alternativas. Eso nos ha permitido ir creciendo hacia zonas en las que no estábamos presentes, como El Marcéeme, el Vallés Occidental y el Barcelonés. Siempre hemos estado dispuestos a llegar allí donde hay demanda si podemos ofrecer el servicio a precios competitivos y razonables". Todo ello, más un trato basado en la confianza ("no es fácil conseguir que alguien te deje las llaves de su casa para que, cuando no está, vayas a dar de comer a su perro") le permitió ganar, en 2008, el Premio Mejor Empresa Financiada con Microcrédito otorgado por la Fundación Internacional de la Mujer Emprendedora.
No hay más que ver a esta empresaria jugar con sus perros para darse cuenta de que ama a los animales: "Tratamos a los animales que nos confían como si fueran nuestros, intentamos que sientan lo menos posible que sus dueños no están, que no son ellos quienes los sacan de paseo o dan sus medicinas", dice.
Con una jugosa libreta de anécdotas que contar ("cuando voy conduciendo la furgoneta de la empresa, la gente me detiene para pedirme tarjetas"), la confianza generada está permitiendo a Cangur sobrellevar estos tiempos de crisis porque "nuestros clientes se han acostumbrado a contar con nosotros". Eso sí, como en todo negocio que tiene que ver con el consumo, las cuentas de la empresa han notado cómo se compran menos cosas prescindibles, "juguetes, por ejemplo"; salen piensos más económicos, "como los vegetales o los de régimen, que nosotros tenemos y otros sitios no. Pero, claro, nos hemos de replantear los productos que tenemos en venta, renegociar las condiciones con los proveedores... en fin, lo normal en estos días". Lo que no es normal es que Cangur siga, mes a mes, aumentando facturación y clientes.
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