'El hombre es un zombi para el hombre'
Un tipo despierta del coma para descubrir que el mundo ha sido tomado por una plaga zombi. No me digan, esta historia ya se la han contado. Pues se equivocan. Por mucho que el arranque de The walking dead remita, sin ir más lejos, al de 28 días después, la esperada serie de Fox —que en España se estrena el 5 de noviembre— podría suponer la mayor contribución al género desde los días gloriosos de George A. Romero. Quienes hayan seguido el cómic de Robert Kirkman en el que se basa saben que no estamos ante la clásica trama de cuerpos supurando y humanos desconcertados y horrorizados.
Tal y como lo plantea su creador, "The walking dead nace donde las películas de zombis normalmente finalizan. Siempre me he preguntado qué pasa después de que mueran todos los protagonistas o se pierdan unos pocos supervivientes en la incertidumbre del atardecer. Por eso decidí parir la película de zombis que nunca se acaba".
Efectivamente, el cómic, publicado desde 2004, continúa vendiendo como churros cada entrega (Planeta DeAgostini ha traducido aquí 11 volúmenes). La teleserie, de momento, nos depara seis episodios. Pero ya se ha firmado una segunda temporada. Su supervisor es Frank Darabont, experto en adaptaciones de impacto como Cadena perpetua o La niebla de Stephen King. Según Kirkman, "un tipo capaz de ofrecer una versión mejorada de todo lo que toca".
A diferencia de muchas cintas de muertos vivientes, el máximo atractivo de The walking dead se encuentra en ver hasta dónde están dispuestos los seres humanos a llegar por su supervivencia. A poco que se mantenga fiel al cómic, veremos a niños asesinando a adultos, ataques caníbales o automutilaciones. "No pretendo, como Romero, convertir esta obra en una alegoría sobre los males que asolan el mundo. En todo caso, pienso que los zombis sí son una buena metáfora del miedo universal a la muerte. Aunque también resulta innegable que el hombre es un zombi para el hombre, su peor enemigo posible".
Más allá de Hobbes o cualquier alegato filosófico, obras recientes como El amanecer de los muertos o la teleserie Dead set demuestran la vigencia del género. "Son obras, en el fondo, terapéuticas. Con lo jodido que está el mundo, te hacen pensar que tu realidad podría ser aún peor". ¿Lograrán los zombis desbancar al vampirismo? "Lo dudo, pero molan mucho más. Un tío medio muerto con superpoderes que bebe sangre genera menos empatía que una plaga zombi, en la que te puedes identificar perfectamente con los protagonistas porque sus actos por subsistir resultan jodidamente realistas".
