Por un cierre planificado

Las térmicas de carbón, autóctono o importado, deben cerrar de forma planificada y progresiva. De hecho, las directivas europeas y su aplicación al Estado español estaban invirtiendo, en política energética, la tendencia de utilización de combustibles fósiles para generar electricidad. Precisamente la reducción de la demanda de carbón autóctono a favor de ciclos combinados y energías renovables, y los stocks resultantes provocaron que el Gobierno aprobara este decreto del carbón, incentivando y regulando el uso del carbón autóctono. Esto producirá, según la Comisión Nacional de la Energía, un 20% más de emisiones.

Así, se desplazará la producción de unas centrales a otras, desmantelando la actividad productiva de unas comarcas y sin dar alternativas laborales. Todo sin obtener a cambio el beneficio de la reducción de emisiones, más bien al contrario. Y siempre que sean desplazadas las industrias con centrales de ciclo combinado o renovables, significará un aumento de las emisiones de SO

2, NOx y CO2, hipotecando el futuro. La regulación que se articula en el decreto provocará la ralentización de la eliminación de la producción de energía eléctrica de combustibles fósiles. Las empresas multinacionales del sector poco van a sufrir estas medidas: las que resulten desplazadas recibirán una compensación económica en concepto de lucro cesante, calculado restando al precio de mercado el coste de combustibles y de derechos de emisión de CO2.

Creemos imprescindible conjugar nuestros análisis basados en la protección ambiental con los intereses sociales, siempre que sea posible. Para ello se hace también necesario un compromiso de los distintos sectores sociales con los intereses medioambientales, ya que todos y todas navegamos en el mismo barco y ha llegado el tiempo de conseguir esta armonización. No queda otra.

Piedad Viñas es vocal de medio ambiente de la delegación de Ferrol de la SGHN