"El papel de los presos será determinante para el final de ETA"
Aunque en la oposición en Euskadi, el principal partido vasco ha sabido exprimir su presencia en el Congreso para cerrar el Estatuto de Gernika. Su líder prevé un nuevo escenario con posibles acuerdos entre los socialistas y Batasuna
El escenario político es volátil. Capaz de cambiar de repente. Apenas hace diez días que el PNV garantizó la estabilidad del presidente Zapatero con su apoyo a los Presupuestos y su protagonismo ha pasado ya a un segundo plano, absorbido por el ciclón que ha supuesto la remodelación del Gobierno. El líder jeltzale, Iñigo Urkullu, percibe una nueva situación en Euskadi que podría verse alterada por el fin de ETA, ante el que otorga un papel determinante a sus presos, e incluso por posibles acuerdos entre los socialistas y Batasuna.
Pregunta. ¿Están enfocados los cambios del Ejecutivo hacia el final de ETA y un acercamiento a la izquierda abertzale?
Respuesta. El fortalecimiento de la figura del ministro del Interior y la incorporación de Ramón Jáuregui, por su conocimiento de la realidad vasca, podrían indicar que sí. No sé si la tendencia es hacia un estrechamiento, pero creo que la relación de los socialistas con el entorno de Batasuna, directa o indirecta, nunca se ha roto.
"Para ETA no es fácil bajar la persiana sin logros tras medio siglo de desolación"
"No creo en la amnistía, pero sí en otra política penitenciaria"
"La velocidad de movimientos en la izquierda 'abertzale' se debe acelerar"
"No descarto que el PSE contemple ya la posibilidad de un pacto con Batasuna"
P. ¿Qué papel le corresponde al PNV en ese escenario?
R. Más allá de las transferencias, nuestro acuerdo con el PSOE pretende dotar al Gobierno español de la estabilidad necesaria para aprovechar la oportunidad. El Ejecutivo es consciente de que, voluntaria o forzada por la situación, en el seno abertzale hay una apuesta por la política, como el propio Zapatero dio a entender tras la entrevista de EL PAÍS a Arnaldo Otegi.
P. ¿Ha escondido ya el pecho o el acuerdo con el PSOE es como para seguir sacándolo?
R. Ahora estamos trabajando ya en su cumplimiento.
P. Los socialistas vascos han celebrado que supone el regreso del PNV a la vía estatutaria.
R. Es la expresión a la que han recurrido para tratar de ocultar sus carencias. La senda estatutaria siempre ha estado vigente en el PNV desde 1979, como es natural.
P. Intención de desgastar al lehendakari sí que ha habido.
R. No ha sido esa mi preocupación. Ya dijimos que íbamos a tratar de gobernar también desde la oposición en Euskadi.
P. El acuerdo se basa en su apoyo a unos Presupuestos de corte neoliberal. ¿Encaja en la política económica del PNV?
R. No me gustan esos estereotipos de conservadores, progresistas, de derechas, izquierdas... Se trata de unos Presupuestos obligados por la situación y ante los que el Gobierno español poco margen de maniobra tenía.
P. ¿Por qué no se ha conseguido el desarrollo del Estatuto de Gernika hasta ahora?
R. Es triste tener que negociar las transferencias a cambio de un apoyo a los Presupuestos, cuando se trata de una Ley Orgánica y debería ser de obligado cumplimiento.
P. ¿Fuerza su consecución un futuro soberanista del PNV?
R. Volverá a escena el derecho a decidir, pero planteado como una cuestión natural, sin dramatismo. Otra cosa es qué proyecto se someterá a la decisión de los vascos.
P. ¿Pasa el futuro por la transversalidad en Euskadi?
R. Fue Patxi López quien impulsó como término una transversalidad que no sé si luego ha conseguido. Yo estoy trabajando por un proyecto de acuerdo, denominado Ados, que tenga en cuenta a la sociedad vasca en su conjunto.
P. ¿Y por el entendimiento en Madrid?
R. Desde luego. Pero también por hacer que los partidos que se hacen llamar constitucionalistas sean conscientes de la realidad vasca. No creo que se tenga que plantear la confrontación como un enfrentamiento.
P. ¿Apoyaría el PNV a Zapatero si gana Rajoy las próximas elecciones por minoría?
R. Para empezar, no tengo claro que se vaya a presentar. En todo caso, dependería de las circunstancias. Del resultado, de los votos necesarios, de los acuerdos, del posible respeto a la lista más votada...
P. ¿Se ha abierto la puerta a un posible acuerdo de gobierno con los socialistas vascos?
R. Aspiro a otro escenario tras las elecciones autonómicas de 2013. A uno en el que pueda participar incluso la izquierda abertzale tras una apuesta exclusiva por las vías políticas. Y entonces, en función de los resultados cuando participemos todos, ya se verá. Sería muy distinto. Algún día tendrá que llegar la normalidad si Batasuna, con el formato que sea, está presente y quiere hacer valer su deseo de sustituir al PNV. No deja de ser un partido que se reconoce socialista y aquí vale todo. El eje identitario o el de izquierdas.
P. ¿Se refiere a un posible acuerdo político entre la izquierda abertzale y el PSE?
R. Parece difícil a corto plazo, pero, ¿por qué no a cinco años vista? Entendemos lógico y legítimo que Batasuna aspire a una relación con el PSE y no con el PNV. Ninguna formación debe tener una política de trincheras, porque no ayuda en la construcción de una sociedad cohesionada. No descartaría que en el escenario socialista ya se esté contemplando esta posibilidad.
P. ¿Qué futuro le predice al nacionalismo vasco?
R. Nos dirigimos hacia una recomposición de espacios. No sé si degenerará en una sopa de letras o si se llegará a fusiones, absorciones, OPAs frías... Ahora es Batasuna la que tiene que tomar decisiones en el marco de un proceso que dice unilateral.
P. ¿Ve cambios inmediatos?
R. Aun cuando no los que querríamos y sin la velocidad que quisiéramos, se están produciendo movimientos. Ojalá que se aceleren, porque el límite temporal está ahí, si de concurrir a las próximas elecciones municipales de mayo es de lo que se trata.
P. ¿Es factible un pronunciamiento conjunto con ETA?
R. Debe haber planteamiento claro por parte de ETA y Batasuna. Si no lo hay de los primeros, al menos de los segundos. En algún momento tendrán que hacer apuestas serias.
P. Algunos hablan de un fin de ETA cada vez más cercano.
R. Es ley de vida en la Europa occidental y en pleno siglo XXI. Es cierto que cada vez es más efectiva la acción policial, que hay más colaboración internacional y que ETA tiene menos capacidad operativa, pero la mantiene. La clave está en que cuenta con un menor respaldo social. Incluso entre el mundo que ha podido vivir bajo su tutela años atrás.
P. ¿Puede haber una escisión?
R. No lo sé. Cerrar la persiana tras medio siglo, sin haber alcanzado nada más que desolación, destrucción y sufrimiento, incluso entre su propio mundo, parece muy difícil. Hay que ser valientes para hacerlo y quiero pensar que lo serán.
P. ¿Caben contrapartidas?
R. Políticas no, pero las cárceles pueden ser un elemento muy importante. No creo en la amnistía, pero sí en una política penitenciaria diferente.
P. ¿Y el papel de los propios presos de la banda?
R. Es determinante en el equilibrio de fuerzas. En el mundo sociológico de ETA conviven distintas generaciones y las primeras no quieren para las posteriores que tengan que seguir sometidas al modo de vida de una organización terrorista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.