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Entrevista:JOSÉ MARÍA MENA | Ex fiscal jefe de Cataluña

"El CGPJ no ha hecho nada para estimular al juez Solaz"

Cuatro años después de dejar, por jubilación, el cargo de fiscal jefe de Cataluña que ocupó durante una década, José María Mena ha publicado De oficio, fiscal (editorial Ariel), una reflexión crítica, mordaz y escéptica sobre la situación actual de la justicia y 40 años de profesión.

En una entrevista con EL PAÍS, Mena defiende la "honradez económica" del juez del caso Palau, Juli Solaz, y afirma que siempre ha trabajado con lentitud. En todo caso, añade, el último responsable de lo ocurrido es el Consejo General del Poder Judicial, que "no ha hecho nada para estimular al juez".Pregunta. El retrato que hace de la justicia en el libro no invita al optimismo.

Respuesta. Una de las características de la justicia es la autoproclamación grandilocuente de eficiencia y certeza. Y resulta que es un servicio público ordinario prestado por funcionarios que son seres humanos normales y corrientes. Y que produce daños colaterales, pues para hacer una cosa bien se hacen muchas mal.

"Hay que ser tolerantes con la crítica social radical de la juventud"

P. ¿La justicia funciona peor que otros servicios públicos?

R. Si uno va al hospital a las ocho y media de la mañana está trabajando todo el mundo. Y en los edificios judiciales, el espectáculo no es el mismo. A la sanidad, por ejemplo, con todos los defectos que tiene, le veo un grado de eficiencia, exigencia externa, control y resultados superiores al de la Administración de justicia. La justicia sigue teniendo unos altísimos niveles de autocontrol, autodisciplina y autogobierno. Y a lo mejor ahí está el principio de los males. Y eso sirve desde el Tribunal Supremo a un juzgado de pueblo.

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P. ¿El Consejo de Justicia puede solucionar esos males?

R. El Consejo de Justicia es trasladar a Cataluña todo lo que está pasando con el Consejo General del Poder Judicial. No nos engañemos, no va a ser ni más ni menos que eso. Y la prueba es que los políticos son los que más claman para tener Consejo, en el sentido posesivo. Yo no pondría ninguna confianza en que vayan a mejorarse las insuficiencias de la justicia que hoy se critican.

P. Actuaciones como la del juez Solaz en el caso Palau tampoco ayudan a mejorar la imagen de la justicia en la sociedad.

R. Lo del caso Palau se explica porque los ritmos del juez son así. Y ya lo dijo el magistrado Santiago Vidal, sobre el calificativo afectuoso-crítico, pero no ofensivo, que se le daba al juez [cargol]. Pero no por este asunto, sino porque tiene ese ritmo.

P. Usted ha dicho de él que es íntegro económicamente. ¿Tan seguro está?

R. Pongo la mano en el fuego por la honradez económica de Solaz. Nadie ha comprado al juez con este caso y él sabe que con esto no va a ganar nada. A cada uno se le puede pedir lo que tiene. Otra cosa es que el Poder Judicial y los órganos de gobierno no hayan hecho nada para "estimularle" en una mayor celeridad. Pero a los jueces Santiago Vidal y María Sanahuja sí que les abrieron expediente en 24 horas por opinar. Y además de manera desafortunada, porque se les expedientó por criticar a un inferior y Solaz no tenía ninguna relación jerárquica con ellos. O sea, que, además de una celeridad desusada, que no la tuvieron con Solaz, dispararon contra esos dos jueces con lo primero que encontraron.

P. Hace semanas resurgió la polémica sobre los okupas. ¿Ha de descartarse el Código Penal si no hay violencia?

R. Una cosa es ocupar casas y otra, romper escaparates. Y no es lo mismo ocupar edificios abandonados, que edificios que tienen un titular que no desea que sea ocupado. Hay que ser tolerante con las actitudes de crítica social radical de un sector de la juventud. Pero si los que ocupan inmuebles rompen escaparates, cometen un delito de daños. Y es curioso que se crean antisistema porque así favorecen a las empresas de seguridad y a las compañías de seguros, que son el sistema. Y si interviene la policía y los jueces también son el sistema. Los antisistema no son nada más que un grano del propio sistema.

P. ¿Qué piensa del anuncio del Ayuntamiento de Barcelona de ir a la Fiscalía para perseguir la incitación a la violencia en las webs de esos grupos?

R. La actuación de las Administraciones de lavarse las manos para resolver los conflictos de la convivencia me parece preocupante. Se inhiben remitiéndolo todo a la Fiscalía, un órgano que tarde, mal y con dificultades dará una solución estrictamente judicial, que no es necesariamente la solución social. Los conflictos requieren un esfuerzo de imaginación política para dar soluciones que no sean represivas, sino preventivas.

P. Al inicio del libro advierte que no hablará de ningún caso concreto, como Banca Catalana, pero algunos dirigentes de CDC sí lo recuerdan todavía y le criticaron cuando el tripartito le concedió la Creu de Sant Jordi a Jiménez Villarejo y a usted. ¿Es cierto que mantuvo un breve diálogo con Oriol Pujol en el Pati dels Tarongers? ¿Qué se dijeron?

R. Pujol hijo estaba por allí y le saludé. Horas antes había hecho unas afirmaciones determinadas y yo le dije que respetaba su posición. Y él vino a decir que el tiempo lo arreglaría, como diciendo que todavía no lo había arreglado. Y a mí solo se me ocurrió pensar en la prescripción. Mi mente no da para más. Por eso le dije: "si aquello fuese un homicidio estaría prescrito", pero que nadie interprete que yo comparé aquello con un delito que merezca la prescripción.

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