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Columna
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Se vende

Se veía venir. La Generalitat ha puesto el cartel de se vende. Con objeto de cuadrar sus cuentas para el próximo año, el Consell que preside Francisco Camps ha decidido poner a la venta parte de su patrimonio, que es el nuestro. De momento, una docena de solares y cuatro inmuebles. Lo anunció ayer el consejero de Economía, Gerardo Camps, en la presentación del proyecto de ley de Presupuestos de la Generalitat de 2011. Y es que las depauperadas arcas de la Generalitat no dejan mucho margen de maniobra. Con una deuda astronómica que los sucesivos Gobiernos del PP han incrementado de forma exponencial, proyectándola además hacia un lejanísimo futuro -la pagarán varias generaciones de valencianos-, las cuentas de la Generalitat se encuentran en una situación insostenible. Con dificultades para hacer frente a los proveedores y a las nóminas mensuales de los funcionarios, hay que buscar dinero donde sea. Y no se les ha ocurrido más opción que la de vender patrimonio. Eso es lo que suele hacer cualquier familia bien venida a menos. Pero siempre como último recurso, después de definir prioridades y recortar gastos, en fin, de apretarse el cinturón. Solo cuando no hay más remedio, se opta por vender la casa heredada de los abuelos o el piso comprado con años de esfuerzos y privaciones para pagar la hipoteca cada mes.

Pero la Generalitat ha empezado por lo último y además, en unos tiempos que no son precisamente los mejores para obtener un buen precio por los bienes que se enajenan. No, no ha optado por eliminar gastos superfluos -la fórmula 1, por ejemplo- ni suntuosos o inútiles, cuando no directamente insultantes. La solución es vender patrimonio. Aunque para ello haya que renunciar al que en 2005 era "el proyecto más importante" del presidente Camps. Porque entre los solares que saldrán a la venta se incluye el que debía albergar tres rascacielos diseñados por el arquitecto Santiago Calatrava junto a la Ciudad de las Ciencias. Constituían el proyecto "más importante" del Consell del PP, por lo que tenían "de metáfora del pasado, del llamado valencianismo gótico del presidente Camps, porque suben en espiral como si fueran las columnas de la Lonja", un proyecto que "simboliza" una legislatura. Y es que las hemerotecas pueden resultar letales. Porque el mismo portavoz del Consell que en el año 2005 se pronunciaba en términos tan cursis, también declaraba: "Nos hemos endeudado para hacernos ricos". ¿Y ahora, qué? ¿Ya somos ricos? No, ni mucho menos. Ahora, a vender.

Pero la Generalitat no es una familia bien venida a menos y no puede vender las joyas de la abuela. El problema es que lleva demasiados años en manos de unos gestores que se creyeron que era suya, que con aires de grandeza nos prometieron el oro y el moro pero que a la postre no han resultado ser más que unos manirrotos que no han tenido empacho en gastar -a menudo de forma irresponsable e injusta y a veces con prácticas corruptas- un dinero que no era suyo. Nos han llevado a la ruina. ¿Llegará el día en que asuman responsabilidades por algo?

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