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La Academia avaló el premio a Fraga por su apoyo a la Lei de Normalización

El jurado del Premio Otero Pedrayo, instituido por las cuatro diputaciones y que en su última edición se otorgó a Manuel Fraga, no tuvo en la fecha de su constitución la documentación correspondiente a las propuestas, tal y como establecen las bases de la convocatoria. El Otero Pedrayo, instituido en 1977 y dotado con 30.000 euros, fue otorgado al ex presidente gallego en la misma reunión, a propuesta de los representantes de la Diputación de Pontevedra, que preside el popular Rafael Louzán. Las bases establecen que los candidatos pueden ser propuestos por sí mismos, las instituciones académicas a las que pertenecen, las diputaciones, la Xunta, o el propio jurado, una vez constituido.

Las propuestas, documentadas, deben ser remitidas en tres meses a partir de su publicación en los boletines oficiales provinciales (plazo que finalizaba el 7 de julio de 2010), y "finalizado el plazo, la Secretaría de la Diputación de Pontevedra expedirá una certificación de las propuestas que, junto con ellas y con la documentación correspondiente, pasarán al jurado del premio", reza la convocatoria.

Según el representante de la Diputación de Lugo en el jurado, Antonio Veiga, una semana antes reclamó las propuestas sin obtener contestación. El 19 de octubre, el secretario general de la Diputación pontevedresa, Carlos Cuadrado, que actuaba como secretario del jurado, señaló que la única recibida era la del escritor Darío Xohán Cabana. Y fue rechazada porque ya había recibido el premio en dos ocasiones. También lo fue la que propuso Xesús Ferro Ruibal, representante de la Real Academia Galega, del filólogo Eligio Rivas Quintas, que había sido galardonado en 1980.

"Simpatías políticas"

Fue entonces cuando el diputado de Cultura pontevedrés, José Juan Durán Hermida y después el presidente de la institución, Rafael Louzán (que en el acto figuraba como presidente del jurado, a pesar de que está establecido que lo sea el presidente de la Xunta), propusieron a Fraga. "Yo argumenté que era un poco extemporáneo, porque se trataba de un político en activo, y me contestaron que también otros como Carlos Casares o Marcos Varcárcel

también tenían simpatías políticas, lo que es innegable, pero no ocupaban puestos políticos". Veiga se abstuvo. Y el académico Ferro Ruibal votó a favor siempre que constase que se premiaba la contribución de Fraga a la Ley de Normalización Lingüística.

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