21 minutos para cambiar el mundo
Un congreso reúne en Málaga a científicos, filósofos y divulgadores
El químico Mario Molina, premio Nobel y asesor de Obama en materia medioambiental; la antropóloga neoyorkina Helen Fisher y el reconocido divulgador Eduardo Punset, entre otros, arrancaron ayer el primer Congreso de Mentes brillantes, y que acoge Málaga hasta el próximo sábado.
La cita reúne a 24 reputados investigadores de diferentes áreas para que expongan en 21 minutos las principales reflexiones de sus trabajos. Su organizador, el abogado malagueño Joaquín Zulategui, aspira a convertir la capital de la Costa del Sol, por unos días, "en la sede mundial del saber, el pensamiento crítico y la creatividad". Todo, en un intento de mejorar y cambiar el mundo, al que se han apuntado 750 asistentes, según la organización.
El precio del congreso es de 1.250 euros, según su página web, pero la dirección ha invitado a cientos de estudiantes de secundaria y profesores.
Unas 500 personas, la mayoría jóvenes, se sentaron en grupos de sillas dispuestos en torno a la tarima. El periodista Manuel Campo Vidal moderó las presentaciones, que inauguró Eduard Punset. El divulgador científico se desenvolvió como en su célebre programa Redes. "Quiero hacer una corrección a los organizadores, la capacidad de concentración del cerebro es de tres minutos, no de 21", dijo en referencia a la duración de las charlas. Punset agradeció la posibilidad de "reflexionar" en voz alta y se dedicó a repasar "consensos". "Cuando yo tenía 20 años, la persona inteligente era el decrépito. El apuesto, el alto, era tonto. Ahora la ciencia nos ha descubierto que es al revés exactamente. Que los pequeños somos tontos en promedio, y que es importante mantener la salud física. Ya se tienen tablas en casa para hacer ejercicio. En los próximos años tendréis instrumentos para cuidar la salud mental", contó.
La profesora Helen Fisher, autora de estudios sobre el comportamiento del cerebro expuso uno de sus últimos experimentos. "Examinamos a casados durante un mínimo de 20 años. Quienes llevaban mucho tiempo tenían despierta la parte del cariño. Los que se acaban de enamorar, la parte de la ansiedad", dijo.
Mario Molina, experto en temas medioambientales, recordó lo delgada que es la atmósfera y los recursos limitados que tiene. "Hay que frenar la subida de las temperaturas. Ese cambio no costaría más de 2.000 o 3.000 dólares por persona, algo moderado. El problema es quien paga y en qué escala de tiempo", planteó.
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