Solbakken y La Banda de los Locos
El técnico del Copenhague, que colgó las botas tras sufrir un infarto que le tuvo 'muerto' 12 minutos, es un gran motivador
Tratar de copiar parte del espíritu de The Crazy Gang pasó factura al Wimbledon de la temporada 1997-1998. El técnico, Joe Kinnear, propuso recuperar el aliento de La Banda de los Locos (sobrenombre dado por un grupo cómico británico) que formaron en la década anterior -a las órdenes de Dave Bassett- socarrones, desdeñosos, bebedores pero atléticos y agresivos futbolistas como Denis Wise, John Fashanu y Vinnie Jones, que había regresado al club tras su paso por el Leeds y el Chelsea, entre otros. Kinnear quería jugadores competitivos y sacrificados. La cosa funcionó hasta enero: cuartos en la tabla. Pero luego se fue al garete: apuros para mantener la categoría. El porqué del declive lo ejemplificó Stale Solbakken (Noruega, 1968), alumno aplicado por lo lenguaraz y ahora técnico del Copenhague, rival del Barça.
Solbakken y Kinnear no se tragaban. El rumor insistente es que se pelearon mientras el míster daba la charla y colocaba a los jugadores (imanes) sobre el césped (pizarra). Hasta que Solbakken se levantó y puso su ficha donde creía conveniente, por encima del criterio y la voz del técnico. "En Wimbledon no hay tácticas. Alguien tiene que tirar de los hilos", respondió ayer irónico, siempre a través de la broma, como hiciera The Crazy Gang. En cualquier caso, se montó un buen lío que acabó con el traspaso del medio. "En el campo pido el balón y responsabilidades. Fuera, también", soltó entonces, al tiempo que se iba al Aalborg, danés. De él pasó al Copenhague, en el que zanjó su carrera bruscamente. Su corazón, con un problema coronario, dejó de latir durante un entrenamiento, hasta el punto de que estuvo 12 minutos muerto clínicamente. Así que se quitó las botas para ponerse la gorra y el silbato y entrenar al Ham-Kam, de su país, a la vez que dirigía a la selección noruega sub 17.
Pero su tarea en el Copenhague no había acabado. El presidente Flemming Ostergaard, que tiene colgada en su oficina una camiseta de Solbakken de jugador, le fichó en 2005 hasta el año que viene, cuando asumirá el cargo de seleccionador noruego. Fiel al 4-4-2, Solbakken es un ídolo en el Copenhague porque en 2006 eliminó al Ajax en la previa de la Champions y ganó al Manchester United (1-0). Ahora se bate con el Barça. "El mejor equipo por su juego, su facilidad para tener la pelota y ganar. Temo a los 11 que salgan", dice. Y remata: "Guardiola es muy bueno. No solo es simpático, sino que representa muy bien al Barça. Es el modelo para cualquier entrenador". No ocurrió lo mismo ante el Rubin, cuando tiró de provocaciones: "Tiene dos opciones en el ataque: el punta rápido, Martins, y el feo, Medvedev. Sus defensas son unas marías y su portero, Ryzhikov, un desastre con los pies". Ayer se corrigió. "Fue un error de traducción", dijo, dando a entender que era una broma. Como cuando habló de Xavi: "Si no juega, el Barça no tiene ninguna oportunidad".
Líder del grupo tras vencer al Rubin y el Panathinaikos, ahora se bate en el Camp Nou. "Si hay un día que podemos ganar al Barcelona es mañana [hoy]. Podemos llevarnos una paliza, pero no hay nada que perder". Palabra del discípulo del Crazy Gang.
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