Todavía queda casta

Jaén y cierra España, dice el dicho que viene a significar el final de la temporada taurina. Tradicionalmente, los primeros espadas del escalafón venían a Jaén a rematar la faena antes de dar el salto a América. Pero la feria ha perdido fuerza en los últimos años, y este año ha llegado más recortada que nunca, con solo tres festejos. La crisis económica también hace mella entre los aficionados, por muy fieles que sean. Tras el aspecto desolador de los tendidos en la jornada del sábado -con Daniel Luque como triunfador- ayer el coso de La Alameda registró media entrada para presenciar quizá la corrida con cartel más terminado y, sobre todo, con la ganadería más afamada: Torrestrella, de Álvaro Domecq.

Los triunfadores de la tarde fueron Rivera Ordóñez y El Fandi

El que menos suerte tuvo fue el fino diestro Alejandro Talavante

Y esa fue la mejor noticia que dejó el festejo. La bravura de los toros, su enorme casta y nobleza (todos a excepción del último que lidió Talavante), fue un soplo de aire fresco para una fiesta tan amenazada. Todavía queda casta, y eso en estos tiempos es el mejor aliado del mundo del toro. Y ayer, además, también acompañaron los toreros, aunque las seis orejas que se cortaron quizá fueron un botín excesivo y que ocultó la realidad, que los toros estuvieron por encima de los matadores.

Los triunfadores de la tarde fueron Rivera Ordóñez y El Fandi, con dos y tres orejas, respectivamente, y ambos con salida por la puerta grande. Los dos, que brindaron a sus cuadrillas el último toro de su temporada en España, rivalizaron con la muleta, pero también con banderillas. Paquirri se gustó en su lote con las banderillas e hizo que el público le gritara "torero, torero". No le fue a la zaga El Fandi, que se permitió hasta cuatro pares de banderillas en el quinto y que al menos en esta suerte no tiene rival hoy por hoy.

Paquirri cortó una oreja en cada toro. En su primero sobresalieron varias series de derechazos rematados con pases de pecho a un toro al que le sobró nobleza. A su segundo, también con una casta increíble, lo recibió con varios quites por chicuelinas y provocó los aplausos del público con otras series de derechazos y se adornó en exceso buscando la complicidad de los tendidos. Buscaba su segunda oreja, y la logró.

El granadino David Fandila, El Fandi, que goza de numerosos seguidores en Jaén, no tardó en ganarse al público. Recibió a su primero de rodillas y con quites por chicuelinas. Y en una faena larga a otro toro memorable dio una sinfonía de muletazos, circulares, molinetes y pases de pecho. Aunque mató mal y recibió un aviso, el público forzó a la presidencia a darle las dos orejas. Igual de bravo fue el quinto, al que despachó en otra faena de largo recorrido donde volvió a emocionar al público destacando sus series de naturales. Otra oreja para el zurrón.

Y en medio de tanto triunfalismo -y condescendencia de la presidencia- el que menos suerte tuvo fue el fino diestro extremeño Alejandro Talavante. Su falta de pericia con la espada le privó de las dos orejas en su primero, un toro noble al que toreó con temple y sacó las mejores tandas sobre el pitón derecho. Mató de pinchazo y estocada y se llevó un trofeo. Pudo haber logrado la puerta grande en el que cerraba plaza, pero se encontró con el astado de menos fuerza y escasa transmisión. Talavante levantó menos pasión en los tendidos pero, aun así, intentó ligar algunas series al natural. Su faena fue corta y tampoco estuvo acertado con la espada.

La feria taurina de Jaén se cierra hoy, día de San Lucas, con otro cartel no menos atractivo: Enrique Ponce, que en Jaén está como en su casa; El Juli, gran vencedor de la temporada; y el diestro de la provincia José Carlos Venegas, que a buen seguro hará que muchos paisanos se desplacen desde la Sierra de Segura.