Dos Red Bull a palo seco
Vettel y Webber consiguen, ante Alonso, el tercer doblete para una escudería inalcanzable en Japón - A falta de tres pruebas, el español y el alemán están a 14 puntos del australiano
A las dos de la tarde de ayer, en el circuito de Suzuka , los talleres de los equipos que compiten en el Mundial de fórmula 1 sacaban humo, con los monoplazas destripados, colocados en esos elevadores que dejan su panza al aire, donde los mecánicos, en silencio absoluto, trasteaban con sus herramientas. Eso es válido para todos los garajes excepto para uno, el de Red Bull , del que salía una música discotequera ensordecedora que, inevitablemente, obligaba a los técnicos a seguir el ritmo con el pie, con la mano o incluso con ambos.
El ambiente parecía más propicio para tomarse una copa que para ponerse a calibrar un artefacto de alrededor de 800 caballos. Esa filosofía tan particular que pretende combinar la profesionalidad y la ambición con un punto de alboroto es la propuesta que defiende esta marca de bebidas energéticas, la más famosa del mundo, y su inventor, el multimillonario austriaco Dietrich Mateschitz. Gracias a una descomunal inversión continua, su escudería solo ha empleado cinco años desde su aparición en colocar a Mark Webber y Sebastian Vettel en la brega por ambas coronas, la de pilotos y la de constructores: sus dos bólidos encabezaron ayer la cita de Japón, con Fernando Alonso tercero. A falta de tres carreras, el español y Vettel están a 14 puntos de Webber, el líder .
Los peor parados fueron los McLaren: Button acabó cuarto y Hamilton, quinto
En Corea del Sur, próxima carrera, se trabaja a destajo para que todo esté listo
Más allá del trascendental papel de los dos conductores, la estructura de Red Bull orbita alrededor de un ingeniero, Adrian Newey, el más prestigioso del certamen, reclutado por Mateschitz en 2006 a golpe de talonario. Él es el padre del RB6, el prototipo más rápido y equilibrado de la actualidad. A bordo de este coche, Webber y Vettel se manejan de maravilla, más tranquilos por su velocidad que por su fiabilidad, conscientes en cualquier caso de que es más eficiente que el resto. Los números del bólido son incontestables -tres dobletes, siete victorias, 17 podios, 13 poles de 16 posibles y siete primeras filas- y solo el canibalismo interno ha impedido que el Mundial esté decidido ya a su favor.
En Suzuka fue el alemán el que consiguió su tercera victoria del curso y terminó por delante del australiano, que le siguió de cerca en todo momento, pero sin llegar a incordiarle, y cruzó la meta con tres segundos de margen respecto a Fernando Alonso .
El español salva los muebles en un gran premio que se presentaba muy cuesta arriba para Ferrari porque el F10 volvió a rendir ostensiblemente por debajo del búfalo rojo. Los que salieron peor parados fueron los dos McLaren, que, poco a poco, se descuelgan de la zona caliente de la clasificación. Button terminó el cuarto, justo antes que Hamilton, que llevaba todo el año sin romper una caja de cambios y que en un fin de semana se ha cargado dos.
A falta de tres pruebas para que se ponga el cerrojo en Abu Dabi (14 de noviembre), en el cuartel general de Woking deberán sacarse algo de la chistera si quieren dar un vuelco a la tabla de puntos, dominada por un Red Bull y con el otro escalando a toda prisa. Una misión imposible en Suzuka, donde Vettel y Webber confirmaron su hegemonía desde el primer momento y los demás tuvieron que chuparse a palo seco una doble ración de Red Bull.
Colocado en el lado sucio de la pista, el australiano fue incapaz de impedir que Robert Kubica le superara en la salida y se colocara el segundo, una alegría que solo le duró tres vueltas al polaco, el tiempo que tardó su Renault en perder la rueda trasera derecha. A partir de entonces, la carrera transcurrió de forma lineal, amenizada solo por la exhibición de adelantamientos de Kamui Kobayashi (terminó séptimo), principalmente en la horquilla del circuito nipón, donde abrasó a todo aquel que se le puso a tiro. De los cinco aspirantes al título, el único que se desmarcó fue Button, que arrancó con las gomas más duras y decidió estirar su primera parada hasta el final (38ª vuelta). La estrategia le salió rana y, de no ser por la avería que afectó a Hamilton, que le cedió el paso a nueve giros para el final, habría terminado el quinto.
A las puertas de viajar a Corea del Sur, donde los operarios trabajan a contrarreloj para que el trazado esté listo dentro de dos semanas, el panorama estaría más o menos igual que antes si no fuera porque queda una parada menos y porque Vettel ya está emparejado con Alonso.
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