El Puig pierde memoria pesquera

A eso de las 8.30 de ayer, una excavadora enorme, una grúa giratoria de cadenas a gasóleo de aspecto amenazante, empezó a tirar las 54 casetas de pescadores de la playa de El Puig, en Valencia. Las viviendas, humildes construcciones de una altura levantadas hace décadas a orillas del mar, incumplían la Ley de Costas de 1988. Así, el Ministerio de Medio Ambiente, tras años de litigio con los propietarios, les mandó desalojarlas para derribarlas y liberar espacio del litoral para prolongar el paseo marítimo en un futuro.

"Lo que nos fastidia es que ni siquiera nos han dejado quedarnos hasta que supiesen qué van a hacer", lamentaba el antiguo propietario Ángel Durá. Y tenía sentido, pues Medio Ambiente, según confirmó más tarde el alcalde de El Puig, José Miguel Tolosa, carece por ahora de proyecto para urbanizar el futuro paseo.

Ángel mostraba su rabia: "¡Nos han tirado como a perros y el que hace eso no tiene capacidad para mandar!" Luego, más calmado, evocaba la historia antigua de las casetas, tan antigua que en su relato aparecían los romanos con sus conquistas y sus comilonas a base del pescado de los moradores. Al cabo tiraron su casa y él, de espaldas, señaló sus restos. El alcalde Tolosa, que repetía que Medio Ambiente no tiene proyecto y que los vecinos se podrían haber quedado mientras tanto, apuntó algún aspecto técnico: los propietarios, al tratarse de construcciones ilegales (carecían incluso de escritura), tenían que costear los derribos, pero el Ayuntamiento lo subvencionaba casi en su totalidad; una vez finiquitado, la Dirección General de Costas, en nombre de Medio Ambiente, se encargaría de recoger los escombros y llevarlos a una planta de tratamiento. El operario de la grúa, que hizo un parón hacia las 10.00, valoró que solo el primer bloque de casas, que acababa de demoler generaría unos 30 viajes de un camión balsa, donde caben unos 12 metros cúbicos de residuos. "Multiplicando por tres los viajes, ya que faltaban dos tercios de casas por tirar y cada metro cúbico por 80 euros...". Total, que Medio Ambiente cubre casi todo el gasto, aunque para los vecinos no será suficiente. Solo dos presenciaron cómo tiraban sus casas y, con ellas, su memoria pesquera.

Por otro lado, aunque en relación con la Ley de Costas, la concejal de Playas en el Ayuntamiento de Valencia, Lourdes Bernal, anunció ayer que el Consistorio, mediante una argucia legal, presentará alegaciones a la solicitud presentada por los chiringuitos de la playa de la Malva-rosa a Medio Ambiente. Ellos piden permiso para terrazas de 50 metros, que es lo que acordaron con Costas, y el Consistorio, pese al acuerdo, exigirá que se mantengan los 150 actuales, que deberían quedar en 50, según el acuerdo, la próxima semana.