Una crisis en todos los frentes

La de Gerardo Díaz Ferrán y su socio, Gonzalo Pascual (ex vicepresidente de la CEOE), no es una crisis empresarial al uso. Su imperio, un laberinto formado por empresas sin matriz alguna, se ha ido derrumbando con salpicaduras en todos los frentes: justicia, banca, trabajadores, Gobierno y clientes.

Air Comet dejó de operar de forma abrupta en diciembre, cuando embargaron sus aviones, dejaron sin cobrar a cientos de empleados y sin viajar a miles de viajeros en plenas navidades. El Ministerio de Fomento acusó a los empresarios de no haber aceptado un cierre ordenado de la compañía aérea. Y el juez de lo Mercantil número 8 de Madrid ordenó en verano el embargo preventivo de bienes por valor de 37,5 millones de euros a Ferrán y a Pascual, y otros directivos, para responder a "posibles responsabilidades" por el concurso de acreedores de la aerolínea, que puede ser declarado "culpable". Otra de sus firmas, Seguros Mercurio, fue intervenida en marzo por el Ministerio de Economía.

Su grupo de agencias de viajes (Viajes Marsans, Crisol, Tiempo Libre y Rural Tours), con dificultades financieras agudizadas por traspasar recursos a Air Comet, perdió la licencia de las compañías aéreas para vender billetes de avión y el crédito de los proveedores. Finalmente, el 10 de junio, solicitó el concurso de acreedores de la compañía, con una deuda de unos 600 millones. Acto seguido, la traspasó a un especialista en quiebras, un inversor llamado Ángel de Cabo, que ha despedido a toda la plantilla, unas 1.500 personas.

El Ministerio de Trabajo apreció posibles conductas ilícitas en "la dirección del Grupo Marsans" contra sus trabajadores y la Seguridad Social e informó a la fiscalía. Durante la crisis, en 2009, Caja Madrid le llegó a expedientar por aportar garantías ya comprometidas para un crédito, aunque luego llegó a un acuerdo y lo renovó.