"Las tensiones con España son naturales"
La actitud de Marruecos con España es un carril de doble dirección. De un lado, la última crisis con Melilla ha vuelto a poner en la palestra la rocosa política territorial de su Gobierno, con acusaciones directas a la Guardia Civil fronteriza y declaraciones hostiles que llegaron a poner en entredicho la relación entre ambos países; del otro, concretamente el económico, Marruecos insiste en presentarse como un paraíso de inversión al otro lado del Estrecho ("solo nos separan 14 kilómetros" es una frase que recalcan una y otra vez los ministros del rey Mohamed VI). En definitiva, un "socio perfecto", como apuntó el presidente de la patronal del país árabe hace unos meses.
El Gobierno marroquí, en su empeño por sumergirse definitivamente en la economía global, tiene un ojo puesto en Europa y es consciente de que España es una antesala de paso obligado. Pero no solo eso: la proximidad geográfica y cultural, unida a su capacidad de ofrecer a las empresas extranjeras condiciones más ventajosas por su condición de país emergente, lo convierten en un competidor tan cercano como aventajado.
"Nuestro objetivo no es solo atraer inversión española, sino de toda Europa"
"Podemos ser una de las soluciones al problema de la falta de competitividad"
El ministro de Comercio e Industria de Marruecos, Ahmed Reda Chami, de 49 años, pertenece a la nueva hornada de tecnócratas de los que se ha rodeado Mohamed VI para dinamizar la política del país. Bregado en importantes multinacionales (Microsoft, entre ellas), Ahmed Reda Chami lleva dos años al frente de la cartera ministerial y es uno de los pilares del plan de renovación que lleva a cabo el Gobierno marroquí en los últimos tiempos, con el foco en la atracción de inversión extranjera.
La semana pasada inauguró en Madrid la Agencia Marroquí de Desarrollo de Inversiones (AMDI), dedicada a divulgar las bondades de su país entre los empresarios españoles.
Pregunta. Cuando los Gobiernos español y marroquí se enzarzan con el tema de Melilla, como en estas últimas semanas, ¿se lleva las manos a la cabeza?
Respuesta. No es extraño que haya tensiones políticas entre dos países. Existen entre China y EE UU, Francia y Alemania, y entre Marruecos y España. Esperemos que haya menos, pero si las hay es natural. Pero los empresarios marroquíes y españoles somos lo suficientemente inteligentes para que no tengan un impacto en nuestro interés económico, un interés común. Los empresarios saben que los Gobiernos encontrarán una solución.
P. O sea, que los inversores no mezclan las tensiones políticas con sus intereses a la hora de decidirse o no por Marruecos...
R. En la inauguración de la AMDI teníamos previsto que fueran 120 empresarios; al final fueron 300. Creo que eso responde a la pregunta.
P. ¿La agencia se limita a la inversión española?
R. No, tendremos oficinas también en Alemania, Francia e Italia. El objetivo es Europa.
P. ¿En qué sectores esperan cautivar a los inversores?
R. Los que crecen: el de la automoción, en el que entre 1998 y 2008 hemos aumentado la producción más del doble; también la aeronáutica y el nearshore.
P. Ahora que menciona la automoción: parece que Renault rebajó las expectativas de producción de su planta de Marruecos en 100.000 vehículos.
R. Son los 100.000 coches que pretendía fabricar allí Nissan, pero ha congelado la inversión, que no es lo mismo que anularla. Como ellos mismos dijeron, la cuestión no es saber si van a volver, sino cuándo.
P. El español está sensibilizado con la vulneración de derechos laborales y la explotación infantil en fábricas, como sucedió en China. ¿Cómo le garantizan que esto no se da en Marruecos?
R. Tenemos un código del trabajo que recoge los derechos del trabajador, y estamos tramitando una ley que prohibirá trabajar a niños menores de 15 años. El empleador debe respetar esto.
P. Apuestan fuerte por sus zonas francas, una especie de paraísos tecnológicos y fiscales. ¿No creen que tanta competencia y tan cerca puede generar rivalidad con España y enrarecer la relación de los dos países?
R. Cuando hay competencia se puede ver como "oposición" o como "complementariedad". Nosotros dos no tenemos otra opción que ver la parte complementaria. Vamos a sufrir una competencia bestial de Asia, y si la empresa española no gana competitividad en Marruecos va a sufrir mucho. Juntos somos más fuertes. Un ejemplo: una pyme aeronáutica francesa sufría mucho porque no lograban ser competitivos. Conservaron la fábrica de Toulouse y montaron otra en Marruecos donde fabricaron productos que antes no podían porque eran demasiado caros. No somos el problema, podemos ser una de las soluciones. No la única, pero sí una de ellas. -
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