Mourinho echa el cerrojo
El técnico del Madrid aumenta el número de entrenamientos a puerta cerrada y prohíbe las ruedas de prensa tras ellos
El pasado lunes, antes de viajar a Auxerre para la Champions, José Mourinho dispuso un entrenamiento del Madrid. Los medios de comunicación solo pudieron presenciar los primeros 15 minutos. Lo que tardaron los empleados de seguridad en recibir la orden de bajar la persiana que da al césped de Valdebebas. El martes, el día del partido, no hubo sesión. El miércoles, la plantilla disfrutó de una jornada libre. El jueves volvió a entrenarse. Sin prensa. Igual que ayer. Hoy, el técnico concederá una tregua. Los medios podrán asistir de nuevo a los primeros 15 minutos. Luego, se retirarán para esperar a que el portugués irrumpa en la sala de prensa.
Mourinho ha echado el cerrojo. Ya no solo a las sesiones de trabajo -acostumbraba a cerrar una a la semana-, sino también a la relación de sus jugadores con la prensa. Ha impuesto al club que no haya ruedas los días en los que los entrenamientos sean a puerta cerrada. Lleva haciéndolo desde principios de septiembre. Hasta ahora, su ley solo se aplicaba una vez a la semana. A la vuelta de Auxerre, ha subido a dos. En el club dicen que nada tiene que ver con el enfrentamiento que mantuvo con los periodistas en Francia -le preguntaron tres veces por la ausencia de Pedro León y dio por concluida su comparecencia- y que los entrenamientos a puerta cerrada de esta semana estaban previstos.
El luso, que también restringe las entrevistas a los jugadores, quiere ser el único portavoz
Los periodistas recibieron un mensaje en el móvil el jueves en el que se les avisaba de que no se subiría la persiana ni habría rueda de prensa. "No quiere que los jugadores estén todo el tiempo hablando para los medios, de ahí que también haya pedido que las entrevistas se reduzcan al mínimo", aseguran en el club.
Es algo que el portugués ya hacía en el Oporto y el Inter -el Chelsea es un caso aparte porque en los clubes ingleses no hay entrenamientos abiertos ningún día y los medios solo acuden el previo al partido para la rueda de prensa del técnico- y que desde julio quiso impulsar en el Madrid. Pero, a diferencia del Inter o el Chelsea, clubes con dueños particulares, el Madrid es de sus socios. Y, de momento, los aficionados solo han podido acudir a un entrenamiento en los últimos tres meses. Mourinho manda. Fue Fabio Capello quien empezó a cerrar la persiana en 2006. Poco a poco, volvió a abrirla, pero solo 15 minutos. Bernd Schuster se encontró con una norma establecida y no le quedó más remedio que mantenerla. Igual que Manuel Pellegrini. Pero ninguno de ellos canceló las ruedas de prensa de los jugadores.
Mourinho, sí. El luso lo canaliza todo. Ha decidido que es el único portavoz. Desde que llegó no se recuerdan intervenciones del presidente, Florentino Pérez. Tampoco de Jorge Valdano. El director general solo habla al término de los partidos con la televisión que los transmite. Los jugadores charlan en la zona mixta y los actos publicitarios. El único canal de información es Mourinho, que hace y deshace a su gusto. Y todo con tal de no hablar del juego del Madrid, lejos de las expectativas de un público como el del Bernabéu. Primero fue el campo de patatas; después, su declaración de amor y patriotismo a su selección; luego, los rivales que regalan los partidos al Barça, y por último, lo de Pedro León. De momento, Mourinho ha conseguido que solo se hable de Mou.
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