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De la Torre elude la autocrítica por el fracaso de 2016

Mientras varios centenares de cordobeses se juntaron en su Ayuntamiento en la tarde del jueves para seguir en directo el anuncio de las ciudades seleccionadas para aspirar a ser capital europea de la Cultura en 2016, los malagueños vivieron ajenos al momento, incluso la corporación municipal celebraba un pleno a esas horas del que solo se ausentó el alcalde, Francisco de la Torre, que si viajó a Madrid para conocer in situ el veredicto del jurado. La anécdota refleja el contraste entre el entusiasmo de Córdoba y la indiferencia de Málaga con la capitalidad cultural, y no deja de ser una de las claves que explica por qué una ha sido elegida y la otra descartada.

Pese a no haber conseguido que la capitalidad cultural europea fuera realmente una ilusión colectiva en Málaga, el alcalde, Francisco de la Torre, no ve motivos para la autocrítica. Antes al contrario, sostiene que en la candidatura de Málaga "se ha trabajado perfectamente bien", aunque los malagueños no han conocido nunca nada del proyecto presentado. Preguntado si se han cometido errores, el alcalde respondió sin titubeos: "Creo que no, el proyecto está elaborado con mucha participación ciudadana en las mesas sectoriales, con expertos que han sabido construir un buen documento, y sobre todo con un respaldo institucional y de los empresarios que le da un gran respaldo y una gran fortaleza".

En lugar de buscar posible fallos propios, el alcalde popular prefiere buscar enemigos externos, e incluso arroja una sombra de duda sobre la decisión: "Prefiero pensar que el jurado ha hecho su trabajo objetivamente y que ha debido encontrar proyectos mejores". De las palabras utilizadas por de la Torre puede desprenderse que lo considera un imposible: "Conozco el proyecto de Málaga, las potencialidades de Málaga y las cualidades de Málaga y es una gran ciudad cultural, la que más ha crecido en turismo cultural en España".

Málaga ha utilizado como bazas sus condiciones como ciudad pujante, con grandes equipamientos y un intenso desarrollo turístico, pero apenas se sabe nada del proyecto con el que se ha presentado ante el jurado internacional. Nunca se ha presentado, aunque De la Torre esgrimió ayer en su defensa que tampoco los demás, y se ha aducido que no se hacía para evitar que alguna de las otras 14 aspirantes se copiara. Pese a que Málaga votó en pleno optar a la capitalidad cultural europea en enero de 2004, casi siempre ha ido tarde y ha acabado el trabajo precipitadamente. Hasta marzo pasado, cuatro meses antes de expirar el plazo para la entrega de proyectos, no se constituyó la fundación Málaga Ciudad Cultural, en la que están todas las instituciones públicas, la Universidad y otros entes sociales. Tal y como se contrató se despidió al actor francés Paul Chevillard, requerido para asesorar en el proyecto, pero no se ha difundido nada de su dictamen. Y finalmente se contrató a la empresa Ingenia Quaid para que elaborara el proyecto, después de que el propio presidente de la fundación, Juan López Cohard, admitiera que no sabían cómo hacerlo.

La fundación puede que continúe para definir proyectos culturales en la ciudad, que no quiere renunciar a esta vocación. Y según De la Torre, lo mejor de todo es este paso de colaboración institucional en una ciudad donde habitualmente las Administraciones andan a la greña.

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