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Crónica:FÚTBOL | Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Iniesta se viste de Messi

El Barça aprovecha la expulsión de Amorebieta para mostrar su gran superioridad ante el Athletic

Honró el Athletic esta semana la memoria histórica de sus socios y aficionados y remató su tiempo de justicia y de nostalgia honrando a Mr. Pentland, su técnico mítico de los años 20 del pasado siglo con la presencia de su hija, Angela Hilton. Todo un canto a las esencias, tan asumido que en honor de Pentland llovió, como no podía ser menos ochenta años después de la histórica victoria 12-1 frente al Barcelona. En tiempos de novela histórica, el Athletic se agarró al pasado. Porque ha llovido desde Mr. Pentland hasta Caparrós y también desde aquel Barça, circunstancial al de Guardiola. Cada uno se mira las venas, y por las del Athletic fluye esa sangre ardiente y por la del Barça la sangre fría del pase milimetrado. Diferencias de carácter, no de actitud. De hecho, la presión del Barça era más asfixiante que la del equipo rojiblanco. Lo sutil no es enemigo de lo recio. Y por eso se adueñó el Barça del partido en apenas unos minutos. Y por eso lo entregó el Athletic, porque lo recio, por mucho homenaje a Mr. Pentland que se haga, no siempre es suficiente.

ATHLETIC 1 - BARCELONA 3

Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Aurtenetxe; Gurpegui, Javi Martínez, Orbaiz (De Marco, m. 46), Gabilondo; Igor Martínez (Aitor Ocio, m. 46) y Llorente (Iturraspe, m. 58). No utilizados: Raúl; David López, Susaeta y Muniain.

Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Adriano (Maxwell, m. 46); Xavi (Bojan, m. 81), Busquets, Keita; Pedro, Iniesta (Thiago, m. 81) y Villa. No utilizados: Pinto, Jeffren, Mascherano y Milito.

Goles: 0-1. M. 55. Keita. 0-2. M. 74. Xavi. 1-2. M. 89. Gabilondo. 1-3. M. 91. Busquets.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Piqué y Aurtenetxe. Expulsó con roja directa a Amorebieta por una entrada a Iniesta (m. 34) y a Villa por agredir a Gurpegui (m. 86).

San Mamés. Unos 35.000 espectadores.

Cada uno fue fiel a sus principios. Guardiola, sin Messi, mantuvo su estilo, su psicología, y simplemente cambio de galones. Los del argentino se los dio a Iniesta, para que hiciera lo que quisiera y envolviese a la defensa rojiblanca. Y consiguió un par de engarces, uno de ellos salvado por el poste en el remate de Villa, encargado de mezclar con el albaceteño. Caparrós prescindió de la agilidad de Susaeta para apostar por el músculo de Gurpegui en su afán por cerrar la autopista del centro del campo. Los tres del Barça y los tres del Athletic eran solo iguales en número, no en aptitudes. Cada cual a lo suyo.

Y llovía, en honor a Mr. Pentland y a su hija presente para que el pasado reviviera en cada gota de agua, cada vez más persistente como tan ausente era el ataque del Athletic, anulado Llorente por Piqué. Agua para todos, pero balón para uno. Y tan mojadas estaban las ideas que Mateu Lahoz se puso exquisito con una entrada de Amorebieta a Iniesta, dura pero no violenta, que convirtió en expulsión y en factor definitorio del juego en el minuto 34. El Athletic asumió la inferioridad numérica, como había aceptado la psicológica, pero rearmó su autoestima, la cultura del esfuerzo. El Barça se enfrentaba a sí mismo: tenía el balón de salida, tres cuartos del campo y además superioridad numérica. A veces no es fácil asumir la superioridad y tuvo que ser un error de cálculo de San José en el fuera de juego el que habilitó el gol de Keita en pleno monólogo barcelonista.

Y llovía en honor de Mr. Pentland, al que el Athletic homenajeó con un disparo al poste de San José antes de que marcara Keita, para que siguiera pensando aquello de que eran once aldeanos. Pero el partido era algo desigual. Iniesta tenía más sitio para brillar y encubrir el trabajo oscuro de Xavi y asistir a Villa como incordio habitual de los defensas rojiblancos. Iniesta se encontró en una pradera plácida, espaciosa, frente a un Athletic que no sabe especular ni con 11 ni con 10. Iniesta era más Iniesta que casi nunca, aunque sus habilidades estuvieran mitigadas por la inferioridad numérica y psicológica, y por lo tanto futbolística.

La segunda mitad fue un monólogo abusivo, una sucesión de ocasiones del Barça, un avasallamiento, sobre todo por el costado de Alves que, sin embargo, moría en la orilla, para desesperación de Guardiola, que no encontraba el segundo gol de la tranquilidad. Y llegó Xavi y encontró un disparo y una chepa de un defensa para sancionar un partido con mucha historia en los prolegómenos (80 años de una goleada, Mr. Pentland, su hija, la memoria histórica), pero un presente abrumador que revela la distancia entre ambos equipos. Hasta Caparrós interiorizó la derrota cuando decidió cambiar a Llorente por Iturraspe, pensando en el próximo partido y dando por muerto el presente. El Athletic, a duras penas aguantó 34 minutos, hasta que Amorebieta se fue a la ducha. Y luego hubo de todo. La injusta pitada a Iniesta, la absurda expulsión de Villa por una tontería suya, a partido ganado, con Gurpegui. Y el gol de De Marcos. Y el de Busquets. Cosas que pasaban y no pasaban con Mr. Pentland hace un siglo.

Iniesta dispara mientras Javi Martínez se lanza al suelo para intentar evitarlo.
Iniesta dispara mientras Javi Martínez se lanza al suelo para intentar evitarlo.AP

"Debemos aprender a cerrar los partidos"

"Tenemos que aprender a cerrar los partidos". Aunque felicitó a sus futbolistas por el partido jugado, Guardiola recordó que tienen que aprender a evitar males mayores. "Nada más encajar el gol he preguntado a Aureli [Altimira] -uno de los preparadores físicos del equipo- cuántos minutos quedaban y cuando me ha dicho que dos o tres he pensado que era un mundo porque San Mamés pesa mucho", argumentó el técnico azulgrana.

"El equipo se ha dejado el alma", explicó Joaquín Caparrós, entrenador del Athletic. "Cuando más nos soltábamos ha llegado la expulsión". Y remató: "Con la expulsión de Villa aún hemos estado allí pero quedaba poco tiempo. Nos hemos ido arriba y así es lógico que llegara su tercer gol". El acta arbitral refleja que Villa vio la tarjeta roja por dar un manotazo en la cara a un rival.

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