"Redujimos deuda porque supimos aguantar presiones"
El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna (PNV), huye de los artificios. Habla claro incluso dentro de su propio partido, lo que le ha convertido en un político popular que atrae votos por sí solo. Llega a la cita después de haber montado en bicicleta con Josu Jon Imaz, presidente de Petronor y ex líder del PNV, en un acto de la Fundación Repsol. La experiencia "y la compañía" le han encantado. Mientras habla, en un restaurante de cocina casera próximo a la plaza de toros de Vista Alegre, elogia los platos con pasión. Disfruta del "excelente" pisto "a la bilbaína, cómo no" y de la ración compartida de queso Idiazábal "para que no se enfaden los guipuzcoanos".
Azkuna lleva 12 años al frente del Ayuntamiento que, con 3,9 millones de deuda, disfruta de las cuentas más saneadas de España y explica cómo lo ha conseguido. Lo hace de forma tan clara y sencilla que parece incluso fácil. Pese a los convulsos tiempos que azotan las arcas públicas y privadas, el primer edil ve "poco mérito" en ello y desgrana una fórmula de lógica aplastante.
El alcalde ha convertido a Bilbao en la ciudad con las cuentas más sanas
Cuando Azkuna accedió a la alcaldía, en 1999, Bilbao arrastraba una deuda de 220 millones de euros, pero su antecesor, Josu Ortuondo (PNV), dejó una "senda de planeo para ir pagando la deuda" que Azkuna siguió a rajatabla, a razón de 12 millones anuales. "Los cuatro primeros años, en minoría, fueron tremendos. Cada gasto que hacíamos teníamos que llevarlo al pleno y una vez nos apoyaba HB, otras veces el PP, el PSOE... Nuestro milagro fue una legislatura sin poder aprobar presupuestos. No podíamos gastar porque no nos dejaba la oposición", recuerda este médico de profesión, que fue consejero de Sanidad entre 1991 y 1999.
En los siguientes años, no hubo más remedio que "aguantar presiones" externas e internas. "Por un lado están los de dentro, los concejales del gobierno, porque todo el mundo te pide más. Y luego, los de fuera, la oposición, que te pide el oro y el moro aunque no se pueda hacer", explica ante el plato de pisto. "Otros han cedido a esas presiones. Un error monumental", sentencia. "Mi tesis es que un Ayuntamiento tiene una capacidad de gasto X, y si gasta X más uno, ese extra le puede hacer mal. Si, por ejemplo, podemos hacer al año 40 tuberías, seis calles y siete plazas, con hacer una más la fastidiamos", ilustra. Capítulo aparte merece, dice, el gasto en lo intangible. "Una cosa es hacer una plaza o una calle, pero el Ayuntamiento, como organización pública, puede gastar lo que quiera en otras cosas. Por ejemplo, en Aste Nagusia -fiestas de Bilbao- gastamos tres millones, pero podíamos haber gastado 10. Ese dinero se diluye, se va por la Ría. No hubiéramos podido pagar ni ahorrar. En vez de traer los cantantes que traemos, gratis, podríamos traer unos mejores. O poner 400 txistularis [instrumentistas del txistu, una especie de flauta] en vez de 40". Bilbao, pese a todo, ha hecho grandes inversiones en esos años. ¿Cómo es posible acometer proyectos como el centro cultural La Alhóndiga o el teatro Campos y seguir amortizando deuda? El Ayuntamiento supo aprovechar los tiempos de bonanza económica vividos hasta 2008.
Azkuna prevé que en diciembre de este año la ciudad acabe de pagar los 3,9 millones que debe. Aunque "seguramente tendremos que endeudarnos un poco", admite. Será "por debajo de los 24 millones" inicialmente previstos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.