La morosidad frena a la Bolsa

Los mercados de valores encaraban esta semana el problema de atacar importantes niveles de resistencia con una situación económica nada optimista, al tiempo que tuvieron que hacer frente a las reacciones del sector financiero tras conocerse los acuerdos de Basilea sobre nuevas normas de capital.

Para algunos observadores, el cóctel era explosivo y, de hecho, a lo largo de toda la semana los niveles de contratación en la Bolsa española fueron lo suficientemente bajos como para pensar que eran muchos los inversores que desconfiaban de la capacidad alcista de los mercados.

Los nuevos estándares de capital acordados para la banca son perfectamente asequibles para las entidades españolas, al tiempo que los plazos son lo bastante dilatados como para no preocupar a nadie. Con todo, la banca española está en plena campaña contra la posible imposición de algún tipo de tasa bancaria dentro de la UE, con lo que las reticencias de los inversores hacia el sector continúan vigentes.

La semana comenzó, no obstante, con discretos avances en la mayoría de los mercados apoyados, en Europa, por la revisión al alza de las previsiones de crecimiento para este año y, en Estados Unidos, por el incremento de las ventas al por menor de agosto. Todo parecía pintar bien y el Ibex 35 conseguía alcanzar el nivel de los 10.800 puntos, mientras que el índice Dow Jones de valores industriales de la Bolsa de Nueva York lograba situarse en terreno positivo en el ejercicio y en algunos momentos superaba los 10.600 puntos. La posibilidad de romper resistencias estaba al alcance de la mano, si bien los inversores se han mostrado muy desconfiados y, por tanto, bastante reacios a poner su dinero en el mercado.

Los indicadores de actividad industrial publicados en Estados Unidos, con datos negativos, pusieron en evidencia el fuerte contraste entre la orientación alcista de los mercados de valores y la debilidad de la economía, con lo que los índices europeos frenaron sus avances.

La Bolsa española llegaba a la sesión de cierre con un discreto bagaje positivo, pero con demasiadas dudas y escaso apoyo del dinero. No obstante, muy pronto se tanteaba la zona de máximos, con 10.839 puntos -el martes se había llegado a 10.835 y el miércoles a 10.846- y un negocio creciente, generado en parte por el vencimiento de los contratos de opciones y futuros. La publicación del incremento de la morosidad de la banca en el pasado mes de julio, cuando se esperaba que decreciera en esta segunda mitad del año, sorprendió al mercado con algunos precios muy altos y sin buenos apoyos, con lo que bastó añadir el rumor de que Irlanda estaba pidiendo ayuda, para que todo se viniera abajo en pocos minutos. El Ibex 35 buscó un suelo sólido cerca de los 10.500 puntos, cede el 0,94% en la semana y la posibilidad de subida queda para mejor ocasión. -