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Columna
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Serrat, Andreu

Juan Cruz

Menos tu vientre todo es confuso. El tiempo pasa, nos vamos volviendo viejos, y versos así regresan como pájaros rabiosos revolviendo la melancolía que hace regresar, fresco, lo que se gritaba en los conciertos de antaño. Serrat, aquel joven Serrat que convirtió a los poetas en héroes de las esquinas urbanas, nos ha hecho volver al Miguel Hernández pastor y perito en lunas. Mientras escuchaba la otra noche en el teatro de la Zarzuela de Madrid el concierto Hijo de la luz y de la sombra, ante los fragmentos de los cortos que hicieron gente como Isabel Coixet, David Trueba, José Luis Cuerda o Javier Mariscal, fue pasando la memoria civil de nuestro tiempo como si Serrat no estuviera haciendo ahí, tan solo, el homenaje al poeta que hubiera tenido cien años, sino rescatándolo para explicarnos las edades que él mismo ha ido teniendo más o menos desde que murió Miguel. Las guerras, el hambre, el miedo, las dictaduras... En algún momento, detrás de los versos cantados de Para la libertad, aparecieron imágenes de los periódicos que fueron franquistas y de los que nacieron anunciando la democracia, como este mismo diario (EL PAÍS, con la Constitución)...

Era como si el celuloide simbólico que eligió el cantante para ilustrar su música emocionante subiera de grado la temperatura cordial que genera Miguel Hernández, como símbolo asustado de nuestro tiempo. Son versos que tiemblan como la memoria de la guerra y de lo que esta significa para quien creyera, con Hernández, que solo quien ama vuela. Ingenuo y crédulo, el poeta se fue dejando sus ilusiones desarmadas en manos de los que luego le han leído como le leyó Serrat cuando aquí casi no se le leía.

Y sin que una cosa tuviera que ver con la otra pensé, mientras pasaban esas imágenes como versos, en lo que uno ve en la tele tantas veces; la guerra civil chiquita, las discusiones interminables entre enemigos íntimos, la bárbara expropiación del sentido común y del sentido del humor. Y por asociación de ideas me fijé mentalmente en un sketch del programa de Andreu Buenafuente: Berto y Andreu hacen de bogbones. Una delicia. Gente así, como Serrat, como Andreu, te devuelven la confianza que hace falta para que deseemos estar despiertos.

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