_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Apesta

De tan obvio resulta exasperante. Los gitanos son delincuentes. Los sindicalistas liberados -y por qué no todos los sindicalistas- son vagos. Los musulmanes, fanáticos. Los inmigrantes nos quitan los trabajos. Los chinos se quedan con los mejores comercios. Todos los que no son como yo son peores que yo. Y no quiero tenerlos cerca. ¿Exagero? Espera y verás. Lee los comentarios que se realizan en este periódico en versión digital, al pie de informaciones sobre expulsión de extranjeros. Producen pánico. Va a ser que las naciones que componen esta Europa, que milagrosamente deseó estar unida, siguen siendo tan bordes como cuando iniciaron la I Guerra Mundial y mandaron a millones de hombres a perecer en las trincheras del continente por unos cambios de fronteras o la rebañina de un par de imperios. Ya no somos unas bestias analfabetas. ¿Lo eran ellos? ¿Aquella Inglaterra que había coronado su revolución industrial? ¿Aquella Francia repleta de intelectuales? ¿La tierra de Goethe o la del Dante eran países por desasnar? ¿Los gobernantes eran brutos iletrados? ¿La carne de cañón no amaba al prójimo? Unos plantaron la semilla del odio, los otros se la dejaron germinar. La cosa va más o menos de este modo. Introduce un eslogan simple en las mentes resentidas y mediocres, que siempre necesitan echar la culpa a los demás: florecerá. Son mayoría. Puede que las víctimas de la crisis de ahora sepan que los responsables están arriba. Pero ya que no les pueden echar, ¿por qué no un poco de racismo, para entretenerse? Berlusconi abrió la veda -y miramos hacia otro lado-, Sarkozy continúa, desvía la atención de sus escándalos financieros con deportaciones, y sus súbditos le aplauden. Desde su balcón de la Comunidad Autónoma de Madrid, la señora baronesa exige que a los liberados se les quiten los cruasanes. Lleva tiempo, el Gobierno de Madrid, asfixiando a los sindicatos. Esto huele a Chanel y a mierda que tumba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_