Elecciones con menos paro
Brasil es una máquina de crear riqueza y empleo que funciona a todo vapor. El año pasado, pese al impacto de la crisis global y el aumento de la tasa de paro (cerró el ejercicio 2009 en el 8,3%), se crearon casi un millón de nuevos puestos de trabajo. El producto interior bruto (PIB) no registró números positivos, pero en 2010 se prevé que la locomotora brasileña crezca de nuevo entre un 7 % y un 8 %. Varios factores contribuyen a ello, incluidas las elecciones que se celebrarán el próximo 3 de octubre. La campaña electoral brasileña se ha convertido en una inusitada herramienta para reducir el paro, o al menos eso es lo que reflejan los datos difundidos en las últimas semanas en los medios locales.
El entramado electoral emplea a tres millones de personas
Buena parte de esos empleos nutre la economía sumergida
La candidata del PT ha logrado recaudar unos 18 millones de euros
No hay más que darse un paseo por cualquier ciudad brasileña para advertir la presencia de legiones de personas que ocupan su tiempo sujetando carteles o banderas propagandísticas en plena calle, o que pedalean en una suerte de bicicleta remolcando la imagen de un candidato. De manera que cualquiera podría concluir fácilmente que unas elecciones en Brasil dan trabajo a mucha más gente que en cualquier otro lugar del mundo. Y los números lo corroboran.
21.764 candidatos a presidente, diputado, senador o gobernador alimentan un entramado electoral que, según el rotativo Folha de São Paulo, emplea a tres millones de personas en todo el país durante estos días. La mayoría de estos puestos de trabajo no requiere ninguna cualificación. En muchos casos, ni siquiera hace falta saber leer y escribir. Basta con tener la paciencia para apostarse en una esquina ocho horas diarias y hacerse cargo de un cartel de propaganda. Lógicamente, y aunque no aparezca en ninguna estadística, buena parte de estos empleos nutre el submundo de la economía sumergida brasileña.
Solo el equipo de campaña de Aloizio Mercadante, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a gobernador del poderoso Estado de São Paulo, emplea temporalmente a 700 personas durante este periodo electoral. Una cantidad insignificante al lado de las 800.000 personas que trabajan día y noche en todo el país para que la candidata del PT, Dilma Rousseff, consiga hacerse con la presidencia brasileña. Según el comando de campaña del partido de Lula, la mayoría de estas personas trabaja en labores auxiliares, como el mantenimiento del material de oficina, o doblar y empaquetar camisetas del partido.
Según los consultores políticos, los más de 30 sectores de la economía que se ven directamente implicados en el transcurso de la campaña contribuyen a un calentamiento del PIB brasileño en su conjunto. Desde la industria textil o los fabricantes de carteles y panfletos hasta las empresas de alquiler de equipos de sonido, vehículos, producción de eventos o elaboración de encuestas. El cada día más omnipresente aparato del PT es el que más liquidez tiene para mantener este ritmo vertiginoso de gasto: Rousseff ya ha conseguido recaudar casi 40 millones de reales para su campaña (más de 18 millones de euros), mucho más que el resto de los candidatos juntos. Un dinero que ya ha sido gastado casi en su totalidad y que contribuirá a seguir construyendo el milagro brasileño.
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