Un amistoso monumental
"El espectáculo está servido", dice Casillas ante el duelo entre Argentina y España en Buenos Aires
No hay partidos amistosos entre campeones del mundo. Así que esta noche, en Buenos Aires, hay partido y es monumental. Argentina, bicampeona (1978 y 1986), recibe a España, actual campeona, en un partido inusual, en un partido de tres estrellas. "El espectáculo está servido", anunció Casillas. La visita de La Roja se puede cuantificar atendiendo a los 1,6 millones de euros que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ya ha recaudado con las entradas, con todo el papel vendido desde hace meses, pero resulta intangible en lo emocional. Más allá de la excusa para el reencuentro de dos países hermanos, según dijo la presidenta del Gobierno, Cristina Fernández de Kirchner, en la recepción a la delegación española en la Casa Rosada, el efecto que el equipo de Vicente del Bosque está produciendo a su paso en la afición es brutal. El trato que se dispensa a Iniesta, por ejemplo, rebosa afecto, como si, en vez de haber nacido en Albacete, fuera de la misma bocana del riachuelo, en el barrio de la Boca.
Iker: "Lo peor es aburguesarse. Somos campeones, pero de carne y hueso"
Del Bosque: "Nunca vi fracasar a un jugador argentino. Tienen coraje"
Vuelve España a Buenos Aires por cuarta vez y lo hace como campeona. En 1953, un histórico gol de Grillo dio el triunfo a Argentina. Perón presidió el partido. Regresó el 24 de julio de 1960 y también ganó la selección albiceleste por 2-0, dos tantos del mítico Sanfilipo, extraordinario artillero del San Lorenzo de Almagro. La estrategia aquella noche fue poner nervioso a Di Stefano, entre El Nene y Hacha Navarro. "Le volvimos loco", reconoció el autor de los dos goles años más tarde. El 12 de octubre de 1974 empató (1-1) España en el arranque de aquello que César Luis Menotti llamó "el proceso", un proyecto que llevó a Argentina a su primer título mundial, el que ganó en su casa. Ya no había vuelto España salvo para jugar la Copa del Mundo de 1978 contra Austria, Brasil y Suecia. Entonces, bajo el eufemismo de la furia, se camuflaba la sinrazón futbolística de un país que venía de 40 años de dictadura mientras Argentina vivía su propia dictadura militar.
Ahora Argentina busca salida a males endémicos de su economía y España está en crisis, pero su equipo de futbol es seguramente el reflejo de una sociedad desacomplejada a la que una generación de jugadores parece dispuesta a quitar todos los complejos. Liderada por Casillas, esa España juega hoy un partido amistoso monumental. "Es un privilegio venir a jugar a Argentina", dijo el portero, convencido de que el grupo que capitanea sabe que jugar bien no basta. "Se trata de jugar bien, pero de ganar", recordó
"Lo peor es aburguesarse. Solo somos campeones del mundo, gente de carne y hueso. Ni siquiera somos favoritos. Solo somos un equipo que pretende jugar bien y ganar", añadió Casillas, que reconoció que algo ha cambiado en la Argentina de Batista, especialmente en la elaboración del juego, y destacó que "tiene organización y talento".
También tiene a Messi. "Está un paso por encima de todos", rubricó Marchena. "El futbol se divide entre Messi y todos los demás", resaltó Pique. "Hace cosas que no es capaz de hacer nadie" insistió Xabi Alonso. "Y es argentino", se arrancó Xavi en lo que sonaba a homenaje de respeto al futbol argentino.
A él se sumó Del Bosque -considera "un honor" que La Roja haya sido nominada, además como favorita, para el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes- al recordar: "Los futbolistas argentinos ayudaron a crecer al futbol español desde la llegada de Di Stéfano al Madrid. Tuve de compañero a Óscar Pinino Mas y nunca vi a un argentino fracasar en ninguna parte porque tienen coraje y son competitivos como nadie"
El campeón tiene rival. Hay partido de tres estrellas. Un amistoso monumental.
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