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Tres meses de prisión para un padre que pegó a su hijo

Un vecino de A Coruña ha sido sentenciado a tres meses y un día de prisión por golpear a su hijo de 13 años en diversas partes de la cabeza y el cuerpo por sus respuestas evasivas sobre un trabajo escolar del que dependía la nota de una asignatura. El condenado por violencia en el ámbito familiar no es un maltratador habitual, reconoce el juez de lo Penal número dos en el fallo dado a conocer ayer, sino "un padre que pierde el control ante las mentiras de su hijo y lo golpea".

El hombre, de 41 años de edad, no irá sin embargo a la cárcel si sigue "un programa de apoyo y de habilidades para ejercer su patria potestad de forma correcta, sin recurrir a conductas violentas innecesarias", establece la sentencia que puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial de A Coruña.

La agresión ocurrió el 18 de junio, cuando tras recoger en coche a su hijo a la salida del colegio, su progenitor le preguntó por la presentación de un trabajo escolar. Ante la respuesta imprecisa del adolescente, el padre consideró que le mentía o le ocultaba algo, por lo que "golpeó indiscriminadamente en la cara y diversas partes del cuerpo". Y cuando ambos llegaron al ascensor de su edificio, volvió a zarandear al adolescente, quien nada más entrar en el domicilio familiar, echó a correr, volvió al colegio y relató a un testigo los hechos que dieron lugar a una denuncia y un juicio rápido por violencia doméstica.

Prohibido por ley

El menor, según un parte médico realizado en un servicio hospitalario de Urgencias, tenía lesiones que no requirieron tratamiento en la cabeza (un chichón), en los brazos, labios y la nuca así como una herida de 8 centímetros en un costado. "Son lesiones muy superficiales", según se reconoce en la sentencia, pero la reacción del padre fue "desproporcionada" y "los golpes propinados exceden" lo que se podría definir como "un castigo físico leve, como una bofetada o unos cachetes en el culo". El juez recuerda que tampoco serían de recibo, ya que la ley prohíbe cualquier uso de la violencia para castigar a un menor. Y destaca que el padre "prolongó la agresión en el tiempo" y la repitió en dos lugares, primero en el coche y luego en el ascensor.

Lo que sí descartó el juez fue imponer una pena de alejamiento al condenado como pidió la Fiscalía. El hijo rechazó ser separado de su padre y tampoco fue "una agresión brutal, sino puntual".

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