Los diagramas de Judy
La madre de Murray espía a los rivales de su hijo y le diseña la táctica
El tenista con aires de rastafari, pelo enredado y sonrisa eterna, es el jamaicano Dustin Brown. La mujer que le observa mientras dibuja diagramas de jugadas sobre un bloc de notas, Judy Murray.
Nueva York vive bajo la amenaza del huracán Earl. El Abierto de Estados Unidos, intimidado por el británico Andy Murray. "Está siendo más ofensivo y está tratando de jugar más rápido", analiza José Higueras, ex entrenador de Roger Federer, Pete Sampras, Jim Courier o Michael Chang. "Puede ser ofensivo, aunque no esté acostumbrado. Es la progresión que debe tener", cierra tras ver al escocés ganar 6-3, 6-2 y 6-2 al eslovaco Lacko en su debut. Murray, número cuatro del mundo, sin embargo, no tiene quién le diga eso. Miles McLagan, su entrenador, ha sido despedido. Alex Corretja solo está en Nueva York como asesor. Y él, capaz de ganar consecutivamente a Rafael Nadal y Roger Federer en Toronto; curtido ya en finales grandes, envía a su madre Judy a cocerse bajo el sol, seria como siempre, para que analice a sus rivales mientras anota sus conclusiones en papelitos impresos con las líneas de una pista.
Brown y Ramírez Hidalgo la vieron en su partido de primera ronda. Ninguno discutió que estuviera preparada para eso: es la única entrenadora que ha conseguido producir un jugador de nivel en un país que dedica al tenis 60 millones de libras (más de 72 millones de euros) cada año. Primero fue tenista: competía y ayudaba a Mariana Simionescu para que Bjorn Borg, su novio, no supiera que fumaba en el vestuario. Luego fue secretaria y vendedora de coches. Ahora, mientras escribe en The Telegraph o la BBC, es la mujer que se sienta en el palco de su hijo, siempre en una esquina. No habla y gesticula mucho.
-Siempre lo mismo, no cambiáis, dice Juan Martín del Potro durante un partido en Roma 2008. Tú y tu madre, siempre lo mismo.
-¿Quieres volver a hablar de mi madre? (...) ¡Qué demonios!
Murray observa cómo Manhattan se cobra favoritos: primero despidió al checo Berdych (7-6, 6-4 y 6-4 ante el francés Llodra). Luego, al estadounidense Roddick (3-6, 7-5, 6-3 y 7-6 con el serbio Tipsarevic). La pista rápida premia el espíritu de ataque. "Tipsarevic jugó con mucho, mucho riesgo", dijo Roddick. "Durante el partido, me decía a mí mismo: 'Esto tiene que tener fecha de caducidad'. Desafortunadamente, no fue así".
Segunda Ronda: Hombres. A. Montañés-C. Ball (Aust.): 6-4, 6-3 y 6-1.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.