El fútbol alrededor de Leo
Ajustado defensivamente el Barça, el argentino resultó el epicentro del ataque de su equipo y el mayor quebradero para el Sevilla
El juego giró en torno a Messi. Lo hizo el Barça, que cuando le cedió la pelota, los extremos se cerraron y los laterales recorrieron el carril para darle una vía de escape a su eslalon. Y lo hizo el Sevilla, que trató de desdibujarle con ayudas y con los dos centrales, siempre retrasados para no concederle espacios. Pero como el Barça se dejó de probaturas, recuperados casi todos los mundialistas, el equipo no solo recobró los ajustes defensivos, vitales para que el Barça recogiera la pelota rápido e incidiera en el área rival, sino que también regresó la pausa y la pelota, la mejor versión de Messi. Leo resultó el estorbo para el rival -mermado porque pensó en la Champions al anular la dinamita (Luis Fabiano y Kanouté)- y la solución azulgrana.
Xavi, como nuevo tras el verano, encontró huecos y fue el trampolín del Barça
El idilio de Pedrito con el gol no se agota. Su juego fue punzante y desacomplejado
- Palop. Provocador, arrancó el duelo con la idea de perder todo el tiempo posible. Se le acabó la jugarreta en el momento en que encajó el segundo gol.
- Piqué. La raíz. Volvió al equipo tras el descanso, recuperado el peso idóneo. Sacó el balón con precisión y diligencia al tiempo que corrigió puntualmente los huecos que dejaba Alves. Siempre encontró en Busquets al mejor aliado.
- Abidal. Actuó de central izquierdo, experimento que quiere potenciar Guardiola este curso, sin Chigrinski y Márquez. Un puesto que le resulta resbaladizo con Francia pero que anoche solventó sin mayores apuros, más fino en lo táctico que en la salida de la pelota.
- Konko y Escudé.
Los dos centrales se atornillaron en el borde del área para romper el juego de asociación rival en los metros concluyentes. Palidecieron porque Messi recibió el cuero fuera de sitio y los encaró.
- Alves. Instalado en campo ajeno. Poco exigido en defensa, se enfocó en el ataque, galopadas por bandera y centros a mamporro. pero fue un torbellino y un desahogo para Messi y Xavi. Asistió, en el tercer gol del duelo, el segundo de Messi.
- Zokora y Romaric.
Desentendidos de la construcción porque persiguieron la pelota, optaron por la destrucción. Les marcaron los tacos a Pedro, Messi y Bojan. Paraíso para Xavi.
- Xavi. Como nuevo. El volante, con huecos por los movimientos generosos de sus compañeros, fue el trampolín del Barça. Probó más que nunca el pase definitivo, vertical y a la carrera a cualquier delantero que se ofreciera. En una de esas, encontró a Leo para el primer tanto.
- Navas y Capel. Limitados. Los extremos del Sevilla actuaron de laterales. Su cometido era reducir las carreras de los carrileros azulgrana y atendieron siempre al retrovisor antes que al horizonte. Con el balón en los pies, le exigían carreras de más de 60 metros, un mundo que se les antojó imposible porque Alves ya asomaba la pata en campo rival.
- Messi. Otro recital. Guardiola lo prefiere de falso delantero a extremo porque ahí queda más liberado de las funciones defensivas y porque puede salir del regate hacia cualquier lado. Genera un sinfín de espacios porque se mueve por donde quiere, provoca desajustes en el rival y exige dobles ayudas. El Barça le buscó con ahínco y Leo respondió a lo grande. Encaró, lanzó zigzags, combinó y, como siempre, definió. Al pase de Xavi lo completó con un requiebro sobre Palop y al de Alves, con un zapatazo con la diestra. Puso la guinda con el tercero. No falla.
- Pedro. Su idilio con el gol no se agota. Vertical, punzante y desacomplejado, tiró del eslalon para dejar en la cuneta a tres adversarios y lanzar un centro que Konko se marcó en propia puerta. Un tornado de ideas, de fútbol y soluciones.
- Negredo.
No tocó el balón porque su equipo le abandonó.
- Iniesta y Villa. Salieron de suplentes y conservaron la iniciativa y la presión adelantada azulgrana. Andrés mantiene el toque; realizó una combinación en espacios cortos con Messi que no finalizó por un pelo. Y Villa, el Fichaje, debutó como extremo izquierdo, como con la selección. Siempre con la portería rival en el entrecejo, probó sin éxito tres remates.
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