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Crítica:FERIA DE MÁLAGA | la lidia
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una engañifa prodigiosa

Antonio Lorca

La realidad incuestionable es que El Juli está que se sale, en plena forma, sobrado de condiciones, maestro de la técnica, poseedor de un insultante poderío, pleno de facultades, dominador total... Y atraviesa, además, un momento dulce, le sirven todos los toros, y encandila a los públicos. Ayer no fue la excepción y triunfó a todo lo largo y ancho de esta generosa plaza malagueña. El Juli es, sin ninguna duda, una primerísima figura del toreo actual.

A nadie se le oculta que Sebastián Castella es torero valiente donde los haya, que se ha ganado a pulso y de rozadoras de pitones en las taleguillas el muy prestigioso y honroso papel que ocupa en la torería andante.

Lo que no entra, entonces, en cabeza ajena es que estos dos figurones se anuncien en plaza de primera con raspas camperas, novillotes sin trapío, toretes de segunda fila, bobalicones, tontos y almibarados, con los que se justifican, mal que bien, y se explayan con un toreo moderno, ventajista y carente de enjundia.

JANDILLA / CONDE, EL JULI, CASTELLA

Toros de Jandilla, chicos, blandos, descastados, sosos y nobles.

Javier Conde: pinchazo hondo (silencio); pinchazo, casi entera -aviso- (palmas).

El Juli: estocada trasera (dos orejas); dos pinchazos y estocada (ovación).

Sebastián Castella: pinchazo hondo y un descabello (oreja); media estocada (ovación).

Cándido Ruiz, de la cuadrilla de Conde, sufrió una cornada en la pierna izquierda y múltiples traumatismos de carácter grave.

Plaza de la Malagueta. 18 de agosto. Quinta corrida de feria. Casi lleno.

Que nadie se alarme... Si son figuras, como a tales se les debe exigir. Y ayer -como en tardes anteriores compañeros suyos de la misma condición- protagonizaron una engañifa espectacular y prodigiosa. El Juli se metió en el bolsillo a su bombón primero, un gatito al que no picaron, y lo muleteó con comodidad y conocimiento, pero abusó del toreo rectilíneo, ése que alimenta pero no narcotiza. En suma, es un conocedor total de los misterios del toro, pero a su magisterio le faltó hondura. Y qué decir de Castella con el corderito tercero, al que pasó por aquí y por allá con frialdad, sin despeinarse, con un toreo vulgar y soporífero. Ni uno ni otro, Juli y Castella, tuvieron opciones con sus descastadísimos segundos toros.

Y el tercero en discordia era Javier Conde, paradigma del torero postmoderno, frágil, temeroso y falto de corazón. Lo intentó a su modo con el soso primero y el noblote cuarto, y nada consiguió. Bueno, unas verónicas con cierta gracia, un galleo por chicuelinas y esbozos de suaves derechazos en el cuarto, pero todo muy diluído.

¿Y los toros? Pues, el primero salió al ruedo sospechosamente afeitado y se escobilló el pitón izquierdo tras rozarlo con el peto. Nadie -tampoco los veterinarios- dijo ni pío. Todos sin la presencia ni las hechuras exigibles en plaza de primera. Ninguno recibió castigo en el caballo entre la complacencia de los tendidos que aplaudieron a algún varilarguero que no llegó a hacer sangre ni para un análisis clínico.

A El Juli se lo llevaron a hombros. Y seguro que con todo merecimiento; pero un merecimiento tan devaluado como la propia fiesta que él protagoniza. Mientras las figuras no respeten al toro, todo lo que se cuece a su alrededor seguirá sonando a farsa.

El subalterno de la cuadrilla de Javier Conde, Cándido Ruiz, corneado por un toro.
El subalterno de la cuadrilla de Javier Conde, Cándido Ruiz, corneado por un toro.EFE

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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