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Reportaje:SINGULARES | Jesús Pozo, director de la revista funeraria 'Adiós'

El '¡Hola!' de los muertos

'Adiós', revista sobre la muerte, explica los cambios en los servicios fúnebres

El dicho "muertos de risa" quizá sea el que mejor exprese la doble actitud que los españoles mantenemos ante la muerte. O nos la tomamos a la tremenda, o lo hacemos a broma. O las dos cosas a la vez como resultado de la mezcla entre el sentimiento trágico y el espíritu burlón.

En esa zona de grises es en la que se mueve desde su fundación en 1996 Adiós, la única revista del panorama editorial nacional dedicada a la muerte. La que da la bienvenida desde el mostrador de un tanatorio, una residencia de ancianos o un hospital. Gratuita y bimensual, trata la muerte en todas sus facetas: noticias que afectan al sector ("la tasa de mortalidad de Asturias duplica la de Canarias"), un artículo que informa de la moda puertorriqueña de embalsamar al difunto en posturas vitales (Cuestión de posturas se titula), un reportaje sobre la vigencia del cine del Oeste (El western no se nos muere, no), la viñeta humorística Lapidarios o la sección fija Tanatocuentos. La publicidad es un despliegue de parafernalia mortuoria a cargo de Féretros Ecológicos Maderón o Mesas de autopsia Inoxcoca.

La estética funeraria ha dado la espalda a las calaveras y el color negro
"Ahora en los velatorios se pone la música que le gustaba al difunto"
"Poner canapés en el entierro aún se ve estrambótico en España"
"La crisis ha afectado menos porque la mayoría lo pagan los seguros"
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Su fundador, Jesús Pozo (Almería, 1962) cuenta que la estética funeraria ha evolucionado hacia lo conceptual, dando la espalda a los motivos con los que siempre se ha asociado. Vamos, que las calaveras ni en pintura y del color negro no queda ni la sombra. La Marcha fúnebre de Chopin tampoco es el éxito musical del momento. "Ahora en los velatorios se pone la música que le gustaba al difunto. Y las urnas para ceniza parecen todo menos eso: son cajas hechas con cáscaras de almendra, recipientes de cerámica con motivos geométricos... El producto se ha diversificado mucho", detalla.

A una empresa valenciana que hace ataúdes con escudos de equipos de fútbol le está yendo muy bien; "ya hay estadios, como el Vicente Calderón, que tienen su propio columbario", explica Pozo. Y al parecer, "podríamos estar a las puertas de la revolución funeraria", vaticina. Tal y como escribe en su editorial del último número de Adiós, "en EE UU hay un nuevo sistema de incineración llamado Resomation que consigue unas cenizas nada contaminantes. La tecnología funeraria parece haber soltado el freno". Aunque entre nuestras tradiciones y las estadounidenses aún hay distancias: "Aquí lo de los canapés todavía se ve estrambótico".

A Pozo, la llamada de teléfono le pilla veraneando en su tierra, Almería. Según explica, al negocio de la muerte no le ha afectado la crisis tanto como a otros, no solo porque nunca le faltarán clientes, sino porque el 65% de los servicios funerarios se hacen con compañías de seguros, luego ya están pagados. "Pero claro que se nota. En los últimos dos años, las ejecuciones de embargo de unidades de enterramiento han subido un 300%. Antes, los alquileres de nichos se hacían por 90 años, ahora por 50. En los funerales se gasta menos dinero, donde había seis coronas de flores, hay dos. Y las incineraciones ya suponen un 23%. No solo porque sean más baratas, sino porque lo de esparcir las cenizas con la esperanza de que de ellas crezca un melocotonero, ha calado mucho. En realidad, un servicio funerario te puede costar lo que estés dispuesto a pagar, la horquilla va de los 600 euros a los dos millones. La pena es que el que lo tiene que pagar eres tú, precisamente el único que no va a disfrutar del acontecimiento". Adiós, que hasta hace cuatro meses tenía una tirada de 10.000 ejemplares, se ha quedado en 4.000.

Pozo recibió el encargo de crear una revista corporativa para el gremio de las pompas fúnebres por parte de la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid, SA. Ocurrió cuando Diario 16, periódico del que era corresponsal en Sevilla, echó el cierre. La compañía, con un 51% de capital del Ayuntamiento de Madrid y un 49% del Grupo Funespaña, opera en Madrid capital y gestiona los 13 cementerios municipales y dos tanatorios.

Por su parte, Funespaña es el primer grupo independiente de servicios funerarios de España. "Ellos me pidieron una revista empresarial y yo les sugerí que un 60% de los contenidos trataran sobre la muerte, claro, pero desde un punto de vista cultural. Que fuera una publicación en la que se hablara del tema en condiciones. Adiós es un intento de normalizarlo; de desdramatizarlo", asegura Jesús Pozo. La aspiraciones periodísticas siempre visten más. "Nos hacemos un cierto lío con la muerte. Se ha pasado de que esté presente en todos los ámbitos de la vida social a intentar ocultarla. Mientras se implantan fiestas como Halloween se siguen diciendo cosas como que 'los tanatorios no son sitios para niños".

Que el nombre de esta cabecera sea un saludo de despedida impreso en tipografía Futura es fruto de la casualidad. "Un guiño simpático", dice el director. Más intencionado es que la bautizara así. "Solo se me ocurrían nombres que eran un despropósito, tipo Ataúd. Hasta que pensé: 'Si los vivos tienen el ¡Hola!, los muertos van a tener el Adiós".

Jesús Pozo, director de la revista funeraria <i>Adiós,</i> la única de esta temática, en su casa de verano en Almería.
Jesús Pozo, director de la revista funeraria Adiós, la única de esta temática, en su casa de verano en Almería.FRAN LEONARDO

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