Luis Rivera, un humanista al frente del Hospital Provincial
Este médico escribió además libros científicos y ensayos
Con la muerte de Luis Rivera, el miércoles 11 de agosto, a los 97 años de edad, en Alicante, desaparece uno de los últimos exponentes de aquellas generaciones de profesionales de la medicina que entendían el ejercicio de la profesión "como un sacerdocio, pero sin ser sacerdotes, sino bastante progresistas", comentaba ayer otro médico, Ángel Pascual.Luis Rivera fue el primer endocrino de la provincia de Alicante, durante 35 años -de 1974 a 1980- dirigió el Hospital Provincial, presidió entre 1974 y 1980 el Colegio de Médicos y siempre mantuvo un vínculo especial con Guardamar del Segura, donde nació el 13 de junio de 1913 y de donde es hijo predilecto.
Ayer, el Ayuntamiento celebró un pleno extraordinario por su muerte. "La gente le recuerda con cariño; cuando había una necesidad, allí estaba él, con voluntad y entusiasmo", recordaba la alcaldesa de este municipio del sur de Alicante, Marylen Albensota. "Tenía una memoria impresionante y una gran generosidad", resumió la primera edil que destacó la donación de toda su biblioteca personal al municipio de Guardamar del Segura.
Luis Rivera entendía la medicina en el amplio sentido del término: humanista, docente, asistencial, científica. Fue coronel médico en el Ejército del Aire, pero comenzó su carrera como facultativo rural en Guardamar del Segura, donde ayer se celebró el entierro, y cuyo Ayuntamiento ha declarado tres días de luto oficial.
Su vida siempre ha estado ligada a Alicante, y de ello fue responsable su esposa Maria Luisa Gallego, que siempre le animó a conservar sus raíces. Fue discípulo de Gregorio Marañón y Carlos Jiménez Díaz y a lo largo de su vida compaginó el ejercicio de la medicina con la escritura.
Cuestiones vitales
Publicó ensayos científicos relacionados con su especialidad, endocrinología, y después se interesó por otras cuestiones vitales. De ahí surgieron libros como Tres aspectos de enfermar, El fuego en las fiestas alicantinas o Semblanza humana del cáncer. "Él escribía sobre aquello que le preocupaba y sobre lo que tenía más cercano, pero desde el punto del observador inquieto", recordaba ayer su hija, Carmen Rivera, que durante los últimos años ha presidido el Colegio de Arquitectos de Alicante. Fruto de estas reflexiones publicó un libro, que dedicó a sus cuatro hijos (Carmen, Maria Luisa, Ignacio y Luis), titulado La juventud mal lograda, en el que concluye que el desarraigo familiar produce ciertos comportamientos negativos en los descendientes.
Su último libro fue una biografía, que presentó en 2007, bajo el título de Historia de una voluntad. Su hija María Luisa, que regenta el restaurante La Sastrería en Alicante, destaca la pasión de su padre por enseñar. "Para él era un lujo el turno clínico, siempre traía alumnos de Medicina a visitar a los pacientes, y tenía confianza con el enfermo".
Una anécdota que resume la personalidad y el carácter de Luis Rivera se remonta a la época en la que Luis Díaz Alperi, como presidente de la Diputación -antes había sido alcalde de Alicante por el PP- instaló en el Hospital Provincial un reloj para controlar el acceso y la salida del personal sanitario. Luis Rivera quitó el reloj y dijo alto y claro: "Un médico lo es las 24 horas del día, y no tiene horarios, de lo contrario no entiende la esencia de la medicina".
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