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Un concierto de profesores abre el curso de Pontedeume

Con los bancos -casi de tortura- de la Iglesia de Santiago prácticamente llenos, un exordio de Gabriel Torrente, alcalde de Pontedeume, y una escueta lectura de las obras a tocar por David Ethève precedieron al conselleiro de Cultura, Roberto Varela, que presidió la inauguración del Curso de Música de Pontedeume. Varela destacó la importancia de una política cultural que haga llegar a todas las manifestaciones artísticas a villas como la organizadora del curso.

Ya en un silencio interrumpido por frecuentes golpes y chirridos de las puertas del templo, Kevork Mardirossian al violín, el violista Yuval Gotlibovitch, David Ethève al chelo y la pianista Alicia González Permuy domeñaron a base de claridad la terrible acústica de Santiago y su pavorosa reverberación, en una versión del Cuarteto para cuerdas y piano, K. 493, de Mozart, cuyo allegro inicial fue bien rociado de una gracia mozartiana que creció en el allegretto final. El larghetto central sonó pleno de sentimiento elegantemente contenido.

Luego, con Raquel Castro al violín y Lee Philipps al piano, interpretaron el Quinteto con piano, op. 34 de Brahms. El efecto dramático de su unísono inicial dio carácter a una poderosa versión en la línea de tardorromanticismo en que habitualmente se toca la obra, frente a corrientes que la sitúan más acorde al espíritu de la Belle Epoque. Algo que fue particularmente notable en el andante un poco adagio -despojado de cualquier ambigüedad y lleno de tensión expresiva- a partir de una fuerza interior que, incluso, se acrecentó en el finale. La gran ovación del público asistente fue agradecida por los miembros del quinteto bisando el andante un poco adagio brahmsiano.

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