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Reportaje:

Católico, español y peregrino

Cientos de valencianos dan la bienvenida a Francisco Camps en Santiago

Pablo Linde

Francisco Camps es católico y español. Para no dejar lugar a dudas lo repitió varias veces ayer. También (o por eso) fue durante un par de días peregrino del Camino de Santiago. Aunque no iba vestido muy acorde. Poco le faltó para llevar traje y corbata. Se quedó en la americana, camisa, pantalón chino y zapatos. Así llegó ayer por la mañana el presidente de la Generalitat valenciana al Monte do Gozo, donde se encontró pasadas las diez de la mañana con un Alberto Núñez Feijóo mucho más propio, con un atuendo completamente caqui.

Casualmente, un minuto después de que Camps se dispusiese a recorrer la última etapa del camino con el presidente de la Xunta, apareció un grupo de cientos de peregrinos valencianos. "¡Ese Camps, cómo mola, se merece una ola!", le gritaron varias veces al presidente algunos chicos que llegaban a un encuentro católico de jóvenes que tiene atestada la ciudad.

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La mayoría venía de Orihuela (Alicante) y formaba un numeroso grupo con ansias de fotografiarse con Camps. Junto a la ermita del Monte do Gozo, a menos de cuatro kilómetros de la sede de la Xunta, Feijóo parecía el foráneo.

- ¿Con quién va?

- Creo que ése es el presidente de Galicia.

Al presidente lo saludaron curas, señores que decían conocerle, familias -"hijo, es un orgullo tener un presidente como este", decía un padre en valenciano tras hacerse una foto con su chico- y, sobre todo, muchos jóvenes cristianos volcados con su causa: "¡Estas elecciones, las vamos a ganar!".

Pero Camps no respondió a los periodistas cuando se le preguntó si será el candidato en los próximos comicios autonómicos. Porque incluso sus más incondicionales saben que el presidente no pasa su mejor momento. "Suerte con los problemillas que tenemos pendientes", le decía un simpatizante mientras le abrazaba. "Me ha respondido: 'Que no son pocos", aseguraba después el peregrino con una amplia sonrisa.

Tras el baño de afectos en el monte, los dos presidentes se pusieron al cuello unos pañuelos con el logo del Xacobeo y emprendieron un camino a paso ligero cuesta abajo hacia la Praza do Obradoiro, que tenían que interrumpir con frecuencia para saludar y seguir fotografiándose. La popularidad de Feijóo crecía a medida que se acercaba a Compostela, pero la cantidad de valencianos que había por el camino hacía que Camps se sintiera como en casa.

No todos estaban por la labor de bailarle el agua al presidente y alguno recriminaba las corruptelas que le rodean en la Generalitat valenciana. Ya en el Obradoiro, hubo cánticos preguntándole: "¿Esos trajes, donde están?". Y antes, en el monte, algún peregrino farfullaba entre dientes su disconformidad con aquel homenaje al presidente valenciano. "Sí, con éste me voy a hacer yo una foto, vaya". Un sufrido caminante que llevaba recorridos cientos de kilómetros a pie desde Zaragoza reprochaba a gritos que fuese a ganar el jubileo después de sólo dos jornadas, la de ayer y la del día anterior, de 18 kilómetros. Tampoco parecía muy satisfecho con su gestión política. El vicepresidente tercero, Juan Cotino, se acercó a calmarlo, pero el peregrino, que no pareció conocerlo, no le hizo mucho caso. El tercer mandatario que completaba la expedición valenciana era Mario Flores, consejero de Infraestructuras y Transporte.

Todos juntos se dirigieron al Pazo de Raxoi, sede de la Xunta. Y, sin tiempo para una sola pregunta, al contrario que ha sucedido con otros presidentes que hicieron idéntico itinerario, se dirigieron a la catedral para que Camps pudiese hacer su ofrenda al apóstol.

Allí, como católico que es, hizo un discurso muy religioso: "Venerado apóstol, patrón de España, te pido por todos los españoles, especialmente por los que sufren, por los que no encuentran trabajo. Te pido por las intenciones del Papa, su trabajo y esfuerzo diario, y porque sea un éxito su visita a nuestro país y en especial aquí, a esta catedral en el año jubilar. Por el Rey y el Príncipe de Asturias y toda la familia real, por la Comunidad Valenciana, por su prosperidad y bienestar y por todas las personas que buscan consuelo invocando a la Virgen de los Desamparados, a la Mare de Déu dels Desamparats, a la Santa Faz, a la Mare de Déu del Lledó y a todas la evocaciones marianas y santos que protegen nuestra tierra, entre otros, Sant Vicent Ferrer. Y en especial te pido, venerado apóstol, que los hijos de mis nietos sigan abrazando la fe cristiana, igual que yo abracé la fe de mis mayores. Gracias señor".

Tras esto y unas actividades lúdicas en el Obradoiro, Camps dio por terminada su peregrinación, que en año santo sirve para conseguir el perdón de todos los pecados.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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