500 inspecciones en 'bous al carrer'

"Tenemos el decreto más estricto". Lo dijo ayer varias veces el consejero de Gobernación, Serafín Castellano. E insistió en que en el primer pleno que se celebre tras las vacaciones habrá modificaciones para endurecer las sanciones. Pero reconoció que en bous al carrer "la seguridad al cien por cien no se tiene". Esa fue su contestación en referencia a unos posibles cambios para evitar que en este tipo de festejos se produzca una muerte como la del pasado domingo en Godella, donde murió un hombre de 46 años al ser corneado por un astado en pleno recorrido. El hombre había sido previamente expulsado en dos ocasiones por los voluntarios de la peña organizadora por estar, aparentemente, bajo los efectos del alcohol. Regresó y nadie pudo evitar la tragedia.

Castellano explicó también que sigue su trámite la petición realizada desde su consejería para que los festejos taurinos, incluidos los bous al carrer, sean declarados Bien de Interés Cultural (BIC) y por tanto cuenten con una protección especial ante la amenaza de supresión tras la reciente experiencia de Cataluña.

"Respeto la decisión soberana del Parlamento de Cataluña. Pero no la comparto. Lo he expresado en varias ocasiones. En una sociedad democrática, debe primar el civismo, no la prohibición", afirmó Castellano.

El consejero dijo que la práctica de este tipo de festejos es indiscutiblemente cultural en la Comunidad Valenciana. Y puso un dato como ejemplo: a pesar de la crisis, afirmó, "el pasado año se celebraron 5.300 festejos taurinos, y este año la cifra no parece, por lo que llevamos, que vaya a ser muy distinta, lo que da una idea de la penetración cultural de este tipo de eventos". En 2009 hubo 500 inspecciones en bous al carrer.

Y agregó: "Espero que podamos siempre llegar a acuerdos y que sean para promocionar la fiesta". Según él, ese es el objetivo del informe que se remitió a Cultura para la defensa de los festejos taurinos y es el objetivo de un decreto que obliga a mucho para conseguir una autorización, que tiene reconocido su carácter estricto pero que no puede evitar conductas individuales, aunque sí sancionarlas.